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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

José Fernández Chacón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El delegado del Gobierno ha cumplido seis meses en el cargo. Tiempo suficiente para decir de él que se ha ganado el respeto de los ciudadanos y que ha conseguido, hasta el momento, entenderse con el presidente de la Ciudad a las mil maravillas.

José Fernández Chacón y Juan Vivas conectaron desde el primer día. Es evidente que la simpatía surgió entre ambos tan pronto como para despertar inmediatamente una identificación afectiva que se ha ido consolidando con el paso de los días. Una empatía que, al margen de particularismos, viene redundando en beneficio de la ciudad.

Las trifulcas desagradan en extremo a Vivas y Chacón. Las broncas hacen mella en ellos y, por tal motivo, procuran evitar los enfrentamientos, haciendo que el diálogo prevalezca siempre como único fin para resolver los problemas que se van suscitando entre administraciones regidas por políticos pertenecientes a distintos partidos.

Juegan ambas autoridades, además, con el conocimiento que tienen de sus respectivas obligaciones y, sobre todo, saben que el buen talante que se han impuesto en sus relaciones está siendo tolerado a regañadientes por quienes gustan de seguir siendo testigos de los muchos y variados desencuentros que han existido cuando las urnas hicieron posible una cohabitación como la actual.

Fernández Chacón lo pasó muy mal en Melilla. Verdad que no necesita demostración. Y es que allí se encontró con la forma de ser de un Imbroda, Juan José él, que dista mucho de ser la más idónea para llevarse bien con cualquier delegado del Gobierno socialista. Me hubiese gustado ver qué hubiera ocurrido en Melilla si en vez de Fernández Chacón el presidente de la Ciudad hubiera tenido que vérselas con Jenaro García-Arreciado en la Delegación del Gobierno. Seguro que hasta podrían haberse retado a duelo a primera sangre.

En Melilla, según leo, no ha sentado nada bien que Fernández Chacón haya dicho que el PP melillense nunca quiso dialogar, como lo viene haciendo el PP de Ceuta. Declaraciones que han permitido que el portavoz popular, Daniel Conesa, achaque el hecho a que el partido socialista melillense está formado por individuos que sólo quieren sembrar la discordia y andan siempre dispuestos a torpedear todas las acciones emprendidas por el gobierno presidido por Imbroda. Y, amén de recordarle al utrerano que su paso por Melilla fue funesto, le advierte de que su éxito en Ceuta se debe a que el partido socialista está prácticamente disuelto.

Como no hay verdades absolutas, algo de razón puede que lleve Conesa, portavoz de los populares melillenses; pero no la suficiente para convencernos de que el carácter de Imbroda no supone un enorme obstáculo a la hora de conversar con los socialistas a fin de obtener logros para Melilla. Y es que el presidente melillense, por no ser popular de origen, trata por todos los medios de hacerse notar como más del PP que nadie; y para mantener ese prestigio necesita mirar por encima del hombro a todos los gobernantes socialistas.

En fin, que gracias a la actitud de Imbroda en Ceuta estamos disfrutando de un delegado del Gobierno que se entiende con Vivas de maravillas. Para bien de la tierra. Por supuesto que sí.
 

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