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OPINIÓN - JUEVES, 13 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Fieles difuntos
 


Javier Cherllarám
javiercherllaramt@elpueblodeceuta.com

 

No todos los dias es nuestro cumpleaños, nuestra onomástica y claro entre medias intentamos celebrar siempre algo y por fuerza, yo conozco muchos que cogen la priba y aunque no sea una vez al año. A los que se marcharon para siempre, a los que les dedicamos un recuerdo, para mantenerlos siempre presentes, alguna vez decimos “esperame en el cielo”, fueron algunos de manera trágica, inesperada, sufrida o sin enterarse, o de la mas inverosímil manera, en el inicio del mes de Noviembre, se les hace su homenaje, si por alguna manera son nuestros seres queridos, es porque lo fueron en vida, y yo soy firme partidario de que, las cosas hay que hacerlas en vida, que ese homenaje, detalle o sentimiento, de esa forma lo perciba y agradezca nuestro amigo,pariente o famliar mas cercano.

Esos reconocimientos por muy insignificantes, se agradecerán de por vida, de nada servirá que en el primero de Noviembre, se peleen las gentes en las colas de floristas, se quiten los ramos unos a otros, que luego se ofreceran a los difuntos, mas de uno dirá desde el mas allá, no me ofrezcas flores que han sido peleadas, se ven esos grandes desembolsos, ramos de grandes que no caben en los coches, en los autobuses y en los taxis. Luego vienen las consabidas divisones de familias de cada uno por su lado, en vez de ir como son , juntos en familia, pero mejor por separado, para asi destacar sus ramos y anticiparse, al que llega después, que asi vea que se lo ha encontrado todo hecho… Hace ya la tira de años que dejé de ir por Noviembre al Campo Santo, quizá por que eso de ir en fechas tan señaladas como que imaginaba todo muy solemne y mistico, de eso nada aquello parecia una feria, quizá por que los mediterraneos que somos, tengamos ese arraigo a denominar y realizar las costumbres, de tan peculiar manera o sea metiendo los coches casi en los panteones, sin olvidar las divisiones de opiniones en el interior del cementerio Santa Catalina, unos chismes, unas guasas, risas mofas y chorros de aguas de las mangueras , para coger las escaleras y los niños correteando. Por algunas esquinas, patios y callejones, habia muchos ciudadanos con la pena reciente escrita en sus caras, el semblante serio, y de lejos los vocerios alrededor, en medio uno reza y medita a la tumba de un ser querido.

Eso a mi me marcó, me entró una tristeza muy grande, recuerdo a pasar por los nichos recien terminados, y de refilón habia los nombres de los que yacian alli, conocidos, amigos y muy jóvenes. De los enormes ramos de flores, grandes y blancos, que tienen su peso en billetes por no decir de oro. Para mi eso no vale nada, Quizá nadie se paró a pensar si en vida, se habian preocupado por los suyos, si le hicimos regalos, si hablamos alguna vez con ellos, si en los dias de lluvias y tormentas, fuimos a verlos, espero que en el recuerdo de la memoria perpetua, los cariños lo hacemos en vida, como muchos que en noviembre han corrido con las flores a mansalva, a dar sus golpes de pecho, volvereis el año que viene, y no es justo.
 

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