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OPINIÓN - SÁBADO, 15 DE NOVIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El alcohol, una droga social

Con motivo de la celebración del Día Mundial Sin Alcohol, que se festeja hoy, la Consejería de Sanidad y Consumo de la Ciudad Autónoma dio a conocer ayer una serie de datos que no deben ser pasados por alto. Según el departamento que dirige Adela Nieto el consumo abusivo de alcohol es un “importante problema de salud pública” que está “directamente relacionado” con el desarrollo de más 60 enfermedades. De hecho, una droga como esta, tan íntimamente relacionada con nuestra cultura y cuyo consumo está, por lo tanto, menos penalizado socialmente que cualquier otra, es ya el tercer factor de riesgo para la salud de los ciudadanos, a muy corta distancia del tabaco y la hipertensión arterial. El asunto es especialmente grave, en tanto que sus consecuencias son más dañinas para la salud, cuando hablamos del consumo abusivo de alcohol (en su caso simplemente consumo) entre los menores de edad. Si los datos de la consejería no son erráticos la edad de inicio en el consumo de alcohol se sitúa actualmente en los 13,7 años de forma asociada a la diversión y al ocio en una edad en la que “no existe una percepción clara de los riesgos que conlleva su ingesta”. Dos profesores de Psicología Social de la Universidad de Valencia hicieron hace ya diez años un trabajo tras el que concluyeron que no hay diferencias entre chicos y chicas a la hora de beber y salir, aunque los varones consumen mucho más que las mujeres. Más significativo fue la relación que encontraron entre el consumo de bebidas alcohólicas y la cantidad de dinero que el adolescente tiene para sus gastos semanales. Puesto que también está más que demostrado que la represión y la prohibición no son la mejor solución para prácticamente nada, volvemos una vez más al conflicto de la educación. En esta caso no reglada, pero educación al fin, y por lo tanto a un defecto social y familiar que si no empuja sí deja a los jóvenes a merced de presiones externas que les llevan a entender el ocio directamente vinculado al alcohol. Por ello actividades de formación y prevención como las de hoy son tan importantes y plausibles.
 

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