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OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Un vivero en Larache
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Salí ayer de Tetuán con la fresca dejando a mi espalda, detrás de Cabo Negro, un espeso frente de nubes en el área del Estrecho; en contraste, enfilando hacia el suroeste el día amanecía fresco y claro, con el cielo de un azul intenso. Desde la balconada de “Khemis Sahel”, ya cayendo hacia Larache, las aguas de Atlántico se divisaban, en lontananza, mansas y serenas.

Pocos kilómetros al sur de la capital del Lucus, en la antigua ruta hacia Kenitra y Rabat una empresa vasca, “Soroa”, nacida en Guipúzcoa en 2002, ha puesto en marcha un moderno y equipado vivero plenamente integrado en el medio, aprovechando al máximo las posibilidades de la energía renovable lanzando un modelo de producción respetuoso con el medio ambiente. Sus impulsores, Ainoa y Joseba (siento haber traspapelado los apellidos), exultantes por los resultados después de un arduo trabajo no exento de sinsabores, confesaban en la inauguración que éste era el día más importantes de sus vidas. Delante de unas cuidadas instalaciones y bajo la tradicional gran carpa al uso del país, autoridades e invitados siguieron atentos las explicaciones disfrutando después de un exquisito catering. Allí acudieron el ministro marroquí de Agriculturay Pesca Maritima, Aziz Akhannouch, el Delegado del ramo en Larache, el Gobierno Vasco representado por el Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, Gonzalo Sáenz de Samaniego, el Director de Innovación, Martín Ascasibar y la Vicepresidenta y Directora del Gabinete, María Isabel Sola Brea, persona afable y con innegable “charme”; en cuanto a la representación diplomática, asistieron al acto el Cónsul General de España en Tetuán y Larache, Javier Jiménez-Ugarte y José Manuel Reyero, Consejero Económico y Comercial de la Embajada de España en Rabat, con parte de su equipo.

Salí de “Soroa Pepinieres” con una agradable sensación llegando a Tetuán, después de “perrear” algo en ruta, con el crepúsculo. Del baúl de las anécdotas, más grande ya que el de la Piquer, les cotillearé dos: una el catering servido, abundante y de excelente calidad. elaborado en base a sabrosos productos locales por una empresa de San Sebastián con nombre propio: “Gutizi”; enhorabuena chicos, sobresaliente. ¿La otra?... Lo comenté, discretamente, un poco por ahí. Con lo que a nuestros vecinos les gustan las banderas (de hecho aquello parecía a primera vista un acto oficial marroquí, con las Fuerzas Auxiliares y la Gendarmería Real discretamente desplegadas, además de decenas de rojas banderas al viento) y, hombre, allí faltaban a mi gusto, no es por nada solo para darle más realce al acto, las dos enseñas del país inversor: la colorista “ikurriña” vasca arropada, naturalmente, por la bandera de España. La cosa no tiene en sí más importancia y, desde luego, yo no se la doy pero puede asegurarles que nuestros vecinos y amigos marroquíes, perspicaces y siempre al loro, toman buena nota de estas cosillas y sacan sus conjeturas. Por lo demás el acto como el día, magnífico, bien organizado, fino y con ese toque elegante tan característico de las tierras y gentes del norte. Alentado por las autoridades marroquíes y españolas (con el Gobierno Vasco a la cabeza) y con el calor humano de un numeroso grupo de amigos y familiares desplazados para la ocasión. Ainoa y Joseba, enhorabuena. ¡Aurrerá!.
 

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