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OPINIÓN - VIERNES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Ahora los villancicos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Estamos a tres días del comienzo de diciembre y hablar de este mes es hablar de villancicos, Navidad, paz, alegría e intento de mejor comprensión.

Esta es la idea, la realidad, a veces, se queda a medio camino o menos, con lo que la idea inicial sirve, únicamente, para adornar el escaparate.

De todas formas, veo en un titular una noticia que aunque aparece en pequeño, tiene un amplísimo significado:” Dos coros de inmigrantes participarán en el concurso de villancicos”. Yo le doy un doble valor a este titular, primero esa alegría que parece llegar con los villancicos, aunque a veces sea sólo en apariencia, y en segundo lugar ese acercamiento y no discriminación a los de fuera.

La inmigración, y la conozco bien, desde hace más de cuarenta años, ha traído a la sociedad española muchas cosas buenas y también algunas malas.

Al comienzo de los años 60 el movimiento migratorio, desde España emigración, a Europa, logró que gentes, que estaban pasando hambre, de verdad, solucionaran su situación económica.

Eran los años posteriores a la Guerra Mundial y las riadas de dólares llegadas, especialmente a Alemania, a España no le tocó nada, daban para levantar aquel país arrasado por la guerra y daban, también, para que inmigrantes desde España, Italia o Turquía, pudieran vivir mejor.

Esto era lo positivo para los que eran inmigrantes en Alemania o emigrantes desde España, pero frente a esa solución económica apareció la lejanía de muchos miembros de las familias que terminaron en no pocos casos con la ruptura de unas familias que unidas en la época de escasez de recursos habían sido felices, y con esa separación, aunque con más dinero, se fueron desuniendo y rompiendo. Había apertura a otras situaciones.

Aquí y ahora, en Ceuta, estamos viviendo de cerca unos movimientos migratorios distintos, pero parecidos en algunas cosas.

A Ceuta, en concreto, llegan, sin que nadie les haya llamado, cientos de inmigrantes que, huyendo del hambre o de las guerras intestinas de ciertos países, tratan de dar el salto de aquí a Europa buscando “ el dorado” para el futuro.

El problema es que vienen sin haber sido llamados, a la ventura, y no siempre pueden lograr, la mayor parte de las veces no, sus objetivos.

Sin embargo ya es algo, aunque sea un simple reflejo de escaparate, el ver que, por unas horas, esos inmigrantes, una parte de ellos, actúan en casi igualdad de condiciones que los propios ceutíes, y eso se va a dar durante el concurso de villancicos.

Cuando, todavía, quedan bastantes días para que se cierre el plazo de inscripción, ya se han inscrito dos grupos de estos inmigrantes que estarán presentes y que serán unas voces más abriendo la Navidad.

Aquí, aunque siempre viene bien, no es lo más importante los premios, aquí lo que debemos ver es ese intento de que nadie quede fuera y especialmente saber valorar el talante de acogida que hay en esta ciudad para todos los que hemos llegado de fuera.

Ceuta, desde hace muchos años, ha sido cobijo de cuatro culturas, que han convivido y siguen conviviendo, habría que hacer una revisión a eso, para posiblemente hablar de algo más, desde hace una docena de años. Junto a esas cuatro culturas algunas otras pretenden hacerse un sitio también.
 

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