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sociedad - SÁBADO, 29 DE NOVIEMBRE DE 2008


Mohamed VI. archivo.

marruecos / poder real
 

La cólera de Mohamed VI

Un semanario marroquí alude a
la violencia verbal y física que el
soberano Alauí ejerce al encuentro
de sus más próximos colaboradores.
 

CEUTA
David Alvarado

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los malos modos, en forma de violencia verbal e incluso física, son un rasgo distintivo de la forma de gobierno de Mohamed VI, sobre todo al encuentro de sus más próximos colaboradores. Esto es lo que asegura Le Journal Hebdomadaire, semanario político de referencia en Marruecos, apuntando en su más reciente edición que estos “ataques de cólera reales” se han convertido en motivo recurrente de conversación entre la élite política del país. Ante esto, ningún atisbo de reproche de parte de un pueblo que “acoge entusiasta estas anécdotas en las cuales las víctimas de los cambios de humor del soberano son altos mandatarios del propio régimen”, apuntan los periodistas Hicham Houdaïfa y Taïeb Chadi.

Los que más cerca se encuentran del monarca, su entorno inmediato de colaboradores, son los que sufren con mayor frecuencia y virulencia los ataques de cólera de Mohamed VI.

Entre sus “víctimas” se encuentra el otrora hombre fuerte del régimen, Fouad Ali El Himma. En junio de 2005, llamado a consultas para dar explicaciones sobre una controvertida maniobra del ministerio del Interior para arrestar a la militante islamista Nadia Yassine, partidaria de un régimen republicano en Marruecos, fue “castigado violentamente” por el propio rey, debiendo ser transferido a un hospital de París para curarse discretamente de sus heridas.

Mohamed Mounir Majidi, secretario personal de Mohamed VI, es otro de los que ha padecido en varias ocasiones la ira de ira del monarca. Le Journal Hebdomadaire narra un desencuentro, en noviembre de 2005, que se saldó con “un correctivo en regla a bordo del vuelo que traía al soberano de un viaje oficial”.

Majidi, a quien debieron sacar en camilla del avión, fue trasladado al Hospital Militar de Rabat, donde varios miembros de la seguridad real se encargaron de que nadie accediese a la habitación donde este se recuperaba.

Al igual que El Himma y Majidi, la ira de Mohamed VI también ha recaído sobre otros destacados nombres del “primer círculo de poder”, tales como Abdelhak Lemrini, Mohamed Mouatassim, Abdelfettah Frej. Miembros de las fuerzas de seguridad, gobernadores o incluso el ex secretario general de los socialistas marroquíes, Mohamed Elyazghi, son algunos de los que también han padecido en sus carnes los ataques de cólera del monarca Alauí.

La violencia es, según Le Journal Hebdomadaire, un elemento característico del ejercicio del poder real en Marruecos desde sultanes como Moulay Ismail o Moulay Hafid hasta el propio Hassan II.

El objeto de esta forma de gobierno no es otro que el “inocular la hiba (respeto, mezcla de temor, reverencia y adoración) en los espíritus de sus súbditos”, tal y como destaca el sociólogo e historiador marroquí Mohamed Ennaji en su obra Le sujet et le mamelouk (Mille et une nuits, París, 2007). “Lo religioso no concibe la relación con respecto al jefe que como la sumisión absoluta”, señala Ennaji afirmando que las raíces de este particular estilo de ejercicio de la autoridad derivan de la propia religión musulmana, que predispone a este tipo de relaciones extremas de servidumbre. Asimismo, para este autor, este modo autoritario de gobierno se asienta en la propia estructura tribal tradicional de la sociedad marroquí, donde “la relación maestro-esclavo se ha mostrado como la más eficaz para asentar y afirmar el poder del jefe”.

(*) Corresponsal en Rabat
 

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