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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE NOVIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando los dictadorcillos de poca monta adquieren ciertas cuotas de poder se vuelven soberbios y vanidosos. No entienden, ni se les pasa por su cabeza, que nunca llegarán a dominar todo y a todos, por la sencilla razón de que carecen de la suficiente capacidad mental para lograr ese objetivo.

Y es, precisamente esa incapacidad intelectual la que, más tarde o más temprano, les llevan a caer derrotados, no sólo por sus oponentes, sino por aquellos que incluso les deben algún que otro favor y deberían ser estómagos agradecidos.

Querer gobernar o mandar, como más les guste a ustedes interpretar, en todo y a todos, sin que nada se escape de sus tentáculos, es el mayor error que comente todos esos dictadorcillos de tres al cuarto. Pues no hay nadie con esa capacidad y, por supuesto, mucho menos en unos cerebros carcomidos por el gusanillo de la ignorancia. Porque, sin duda alguna, todos estos personajillos del tres al cuarto y politiquillos de medio pelo, si de algo pueden presumir es de ser unos ignorantes.

Por eso, todos ellos, se aferran al sillón de mando, con todas las fuerzas de su alma porque saben, con toda seguridad, que el día que dejen ese sillón, se tendrán que enfrentar sin poder alguno, a quienes les están esperando para decirle cuatro verdades sobre lo que ha sido su mandato.

Sueñan, cada noche, con una nueva ley que les permita seguir mandado hasta el final de sus días para evitar, con ello, todo lo que tendrán que escuchar sobre sus personas, cuando no sean nada, porque ya carecen de poder alguno. Menos bonito le van a decir de todo.

Recuerdo a alguien que ocupaba uno de esos carguitos con mando, que tenía la plena seguridad que sería eterno en el puesto de mando que ocupaba. Arrogante y vanidoso como son casi todos estos personajillos ineptos y analfabetos en su gran mayoría, no aceptaba ni el más mínimo consejo sobre el asunto que él llevaba, y donde cada día metía la pata hasta el corvejón. Cuado acabó su mandato, dictatorial al cien por cien, ni sus más íntimos colaboradores le saludaban a su paso por la calle.

No reconocen, bajo ninguna circunstancias, su enorme errores que en su “caudillaje” cometen día si, día no y el de en medio también. Lo peor que les puede suceder a estos dictadorcillos de poca monta es que siempre, hay alguien que les recuerdes los muchos errores que han cometido durante el mandato que han desempeñado yque, por supuesto, han sido de bulto.

Mientras mandan, quitan y ponen a las personas a su antojo, lo que ellos creen más conveniente auque como siempre, para no perder la costumbre, se equivocan. Pero jamás dan la cara diciendo: ”me he equivocado”. Siempre buscan, entre esos que opusieron por un capricho, o por fastidiar a alguien que no les cae bien, a sabiendas que el elegido no tenía ni… idea del asunto, para que les saquen las castañas del fuego.

Por eso, a veces, al buscar los culpables nos lanzamos contra aquellos ”mandados” que son más inocente que un San Jumerio olvidándonos del verdadero culpable del desastre. ¿O no?
 

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