LUNES. 24
Sopla viento de poniente fuerte y frío de noviembre. Salgo a
la calle porque no tengo más remedio, pero ante la crudeza
del tiempo el centro de la ciudad carece de animación y
pronto decido buscar cobijo en mi casa. Aunque antes me es
posible charlar con algunas aficionados que me muestran su
disconformidad con el juego y, sobre todo, con el resultado
de la Asociación Deportiva Ceuta frente al Club Deportivo
Roquetas. Uno de esos aficionados, que da pruebas de tener
buena memoria, me dice que ya va siendo hora de poner en
práctica la idea que yo expuse con relación a cómo debería
ser elegido el presidente del primer equipo local, en vista
de que éste pervive gracias a las subvenciones municipales.
¿A qué idea se refiere? -le pregunté. A la de poner al
frente del club a un profesional que tenga demostrado un
conocimiento enorme de cómo ser presidente. Y ofrecerle un
sueldo que tendría que defender fichando bien y manteniendo
una férrea disciplina en el club, en todos los sentidos.
Bueno, esa idea que mencionas no es mía, sino algo que viene
funcionando ya desde hace mucho tiempo. El mejor ejemplo lo
estamos viendo en el Coruña presidido por Augusto César
Lendoiro. En fin, ya tendré tiempo de seguir ahondando
en un asunto que merece la pena.
MARTES. 25
Paseo por la plaza de la Constitución, como es habitual
en mí, y me encuentro con que se está celebrando un acto
contra la llamada Violencia de Género. Allí están todas las
autoridades. Finalizados los discursos, comparto unos
minutos de charla con la viceconsejera de Medio Ambiente,
Celinia de Miguel. A quien entrevisté una vez, hace ya
la tira de tiempo, y desde entonces sólo hemos intercambiado
los saludos de rigor cuando nos cruzamos por la calle o
coincidimos en algún acto. Yo tengo de Celinia las mejores
impresiones y sin embargo pocas veces he escrito de ella. Y
hoy, cuando estoy dispuesto a sonsacarle cosas para
plasmarlas en estas páginas, nos vemos desbordados por la
llegada de compañeros suyos que se acercan a compartir
palique. De modo que tengo la posibilidad de saludar con el
mismo afecto de siempre a Yolanda Bel y asimismo
comprobar que Mabel Deu está algo pachucha. Y que ni
siquiera con mis bromas puedo sacarle la sonrisa que ella
suele ofrecerme cada vez que nos vemos. El último en
incorporarse a la reunión improvisada es Juan Vivas,
acompañado por Francisco Paris y la corte de costumbre. Lo
cual no impide que yo mantenga una breve charla con el
presidente de la Ciudad. Quien, por cierto, abre la
conversación con una revolera de ironía que a mí me cae la
mar de bien y que, por falta de espacio, contaré mañana
miércoles.
MIÉRCOLES. 26
Como lo prometido es deuda, aquí me tienen dispuesto a
contarles lo hablado con el presidente de la Ciudad, ayer en
la plaza de la Constitución. Pero antes me van a permitir
que deje claro lo siguiente: cuando hablo con alguien sé
distinguir perfectamente lo que puedo publicar y lo que debo
almacenar en la alacena de mi memoria. Al grano: cuando
Juan Vivas pasaba por el corrillo donde yo estaba se
paró para saludarme y cuando me disponía a quejarme él se
adelantó y me recordó que todavía no hace las alineaciones
de la Asociación Deportiva Ceuta. La aclaración del
presidente, repleta de ironía, era la mejor respuesta a lo
que escribí el martes sobre él en ‘El oasis’, bajo el título
de ‘El poder de Juan Vivas’. No obstante, pude decirle que
si él veía justa la discriminación que se viene haciendo con
‘El Pueblo de Ceuta’ en ‘El silbato’: un programa deportivo
de Radio Televisión Ceuta y que a mí me sigue pareciendo un
producto de ínfima calidad. Un bodrio: coño. Las cosas
claras y el chocolate espeso. La contestación del presidente
de la Ciudad fue la siguiente: “Voy enterarme de las razones
que existen para discriminar al ‘Pueblo de Ceuta’ en la
televisión pública”. Y allá que continuó su camino entre
parabienes y sonrisas.
JUEVES. 27
Nada más salir de La Pérgola, restaurante donde se bebe y se
come muy bien, me encuentro con Pepe Ríos Pozo y no
dudamos lo más mínimo en contarnos cosas nuestras cuando
ambos estamos ya en una edad de la que sólo nos separan unos
meses. Una edad donde los recuerdos empiezan a doler y
debemos impedir que ellos nos dominen. Atrás quedaron
aquellos años de tertulias en el ‘Rincón del Muralla’ y las
muchas ilusiones que aún manteníamos. Unas cumplidas y otras
que se fueron al limbo. Con Pepe es un placer hablar. Ríos
Pozo, cuando yo lo conocí, era además un galán. Daba el tipo
de manera que cuando vestía el esmoquin las féminas no le
perdían de vista. Formó en su día una pareja comercial casi
perfecta con Juan José Zapico Ríos, y ahora vive el
descanso bien ganado de los guerreros. De él, allá en la
década de los ochenta, se esperaba que probara fortuna en la
política activa y muchas fueron las personas que anduvieron
siempre prestas a pedirle que diera el paso decisivo. Pero
jamás picó el anzuelo y se mantuvo en su sitio. Fue
presidente de la Cámara de Comercio entre otros cargos y,
por encima de todo, fue un gran empresario y sigue siendo un
contertulio de altos vuelos. Hoy, antes de decirnos adiós,
le he recalcado que no es malo que los recuerdos duelan.
Pero que es mejor regatearlos todavía con el estilo que lo
hace Zinedine Zidane cuando juega de manera festiva y
nos deleita. Porque Pepe, al igual que servidor, es
madridista fetén.
VIERNES. 28
A Pedro Carmona suelo verle casi todos los días a
prima mañana. Los dos, aunque por distintos motivos, tenemos
la costumbre de echarnos abajo de la cama muy temprano. Y
siempre nos gusta decirnos las mismas cosas que acostumbran
a decirse las personas que se caen bien y que se hallan a
cada paso. Mis relaciones con Pedro vienen de lejos. De
cuando él era muy joven y todavía estaba dispuesto a luchar
por sus ideas. Pedro es el propietario de un restaurante que
ha ido a más en todos los aspectos y que ha terminado por
convertirse en un establecimiento donde los amantes de la
buena cocina acuden confiados porque saben que nunca serán
defraudados. ‘La Tasca de Pedro’, que así se llama el local,
ha ido ganando fama de ser sitio en el cual el buen yantar
está asegurado. Y es así porque su propietario no ceja en su
empeño de hacer realidad ese dicho que habla de la necesidad
de mejorar cada día. Pero a mí, al margen de que Pedro haya
conseguido triunfar en algo tan complejo cual es la
hostelería, lo que más me gusta destacar de él es que tiene
una personalidad acusada y un sentido común capaz de hacerle
distinguir el grano de la paja. De modo que le es posible no
dejarse engañar por las apariencias. Que no es moco de pavo.
SÁBADO. 29
El viernes leí lo que ha dicho la Fiscalía acerca de la
denuncia presentada por Comisiones Obreras por entender en
su día que la contratación de Miguel Ángel Doncel, como
engrasador en el Parque Móvil, había sido hecha de manera
irregular. La Fiscalía ha dicho que no ve indicios de delito
penal en esa contratación a la par que considera que ésta
acaso podría ser considerada como ‘más o menos afortunada’.
Dado que el hermano del colocado, lo digo yo y no el fiscal,
disfruta a su vez de una posición muy destacada en el
Gobierno y en el Partido Popular. Pero si hubiera que
denunciar ante la Fiscalía todos los casos de personas que
trabajan en Ayuntamiento y organismos dependientes de él,
que consiguieron el empleo gracias a esa llamada actuación
más o menos afortunada del político de turno, a buen seguro
que los juzgados estarían más colapsados de lo que nos dicen
que están actualmente. Pero más que la reflexión del fiscal
con relación a la denuncia hecha por Comisiones Obreras, lo
que me vuelve a llamar la atención es que quien no deja de
alzar la voz de la denuncia en tales casos, sea el mismo que
presume, cuando se encuentra a gustito, de haber colocado a
mucha gente debido a la influencia poderosa que siempre ha
tenido en el edificio municipal. Y es que Juan Luis
Aróstegui ve nepotismo allí donde él ha cometido acciones
más o menos afortunadas. Para eso tiene, según él, el mejor
caletre de la ciudad.
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