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OPINIÓN - MARTES, 2 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Bombay, terrorismo y seguridad privada
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Mañana, el Presidente Juán Vivas Lara tiene previsto inaugurar en el Salón de Actos del Palacio de la Asamblea las “I Jornadas de Seguridad Privada” en la Ciudad Autónoma de Ceuta, organizadas por el “Grupo Ecos” y coordinadas por el abogado y crimínólogo Juán Gómez Letrán y que el próximo jueves serán clausuradas por el Delegado del Gobierno, Fernández Chacón. Lamentablemente, las mismas coinciden casi en el tiempo con una de las grandes masacres terroristas (no voy a ponerles adjetivo) de los últimos años, junto a las de Nueva York y Madrid, entre otros actos de barbarie indiscriminada repartidos por todo el mundo.

Junto a los nuevos retos que presenta el diseño táctico del ataque, así como la selección de objetivos incluyendo la toma de rehenes, llama la atención la displicencia de la organización terrorista al contemplar la eliminación de sus activistas, sin duda costosamente formados: no estamos hablando de vulgares suicidas, gente sin apenas digamos “cualificación” guerrillera o militar; los terroristas abatidos en Bombay (aun no sabemos el número, pero parece más elevado que el aportado hasta la fecha) por el ejército y la policía de la India, perfectamente equipados y entrenados, han debido de pasar al menos yo diría que por un año de duro adiestramiento teórico y de maniobras en campos preparados al efecto, por no hablar de las labores previas de estudio de los objetivos y preparación logística, ocultando al parecer parte de los arsenales empleados en los ataques en los mismos; incluso su repliegue, parcial, en el hotel “Taj Majal” fue brillante; el uso de teléfonos vía satélite, el municionamiento (al menos seis cargadores de 50 balas por terrorista), las raciones de comida y tarjetas de crédito listas para el uso, indican que el mando terrorista contemplaba la posibilidad de la huída después de una larga lucha. Es decir, no estamos ante el caso de potenciales suicidas como en algún sitio se ha escrito y sí, por el contrario, de tropas (terroristas) de élite. Por tanto, la pregunta pertinente (y mi gran inquietud) es: ¿qué tipo de grupo terrorista es éste, que manda a una operación tipo comando y con escasas posibilidades de retorno, a efectivos altamente profesionalizados y que, sin ninguna duda, le llevó largo tiempo entrenar…?; ¿dispone de células similares de repuesto…?.

En este contexto y junto a labores preventivas primarias (información, no ya al alcance de un Estado en solitario, sino de un trabajo en equipo) y terciarias (eliminación del ataque), queda particularmente en objetivos civiles ((hoteles, centros culturales y de negocios, escuelas…) una ingente labor sobre el terreno para la seguridad privada, cuyo reto sin duda es de alcanzar una mayor formación y preparación (prácticas reales: uso de escáner, seminarios de psicología, ejercicios de tiro…) de los vigilantes de seguridad así como, también hay que subrayarlo, una remuneración a la altura (y los riesgos) del trabajo preventivo a realizar; también véo más necesaria que nunca un soporte teórico sobre la dimensión específica del riesgo de los movimientos terroristas “yihadistas” (salafistas sunníes o shiítas, más proclives estos últimos al “martirio” del hombre/mujer-bomba). Partiendo, como bien ha señalado Gustavo de Arístegui, de que la gran mayoría de la comunidad musulmana es ajena a estos planteamientos.
 

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