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OPINIÓN - SÁBADO, 13 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / ALGO MÁS QUE PALABRAS

Más respeto a las creencias religiosas
 


Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
 

Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista. Algunos políticos, con sus intransigentes políticas, se han merendado la creencia con total descaro, que no les ha importado cepillar la Norma y luego sacar pecho de demócratas. La obsesión les ha vuelto intolerantes. Pretenden privar al ser humano de toda religión. El destierro de algunos símbolos cristianos es un claro ejemplo de sus afanes. Cuando el desvelo debería ser la libertad absoluta, con el único límite del mantenimiento del orden público. La búsqueda de espiritualidad no es un peligro para nadie, más bien es una seguridad y un equilibrio, puesto que el espiritualismo (signo de salud) invita a la reflexión y al pensamiento.

Los efectos de esta contrariedad hacia lo religioso empiezan a estar visibles. La anemia moral que padecen algunos poderes públicos, en parte es debida a la exclusión religiosa de la vida pública. La corrupción embadurna a todas las instituciones. De un tiempo a esta parte, también ha surgido con fuerza el sectarismo, hasta el punto que la intransigencia no es ya la increencia o agnosticismo, sino una militancia agresiva, violenta a más no poder, contra los signos religiosos en doquier espacio público. La verdad que cuesta entender estas actitudes cerradas en un momento en el que las culturas se entrecruzan unas con otras y las religiones pueden ayudar a entendernos.

Arrancar las raíces religiosas de un país no tiene sentido. España tiene que asumir su identidad cristiana, es más no debe salirse del tiesto constitucional, donde se dice que ha de mantenerse las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Lo que debe ocuparnos y preocuparnos, si acaso, es el fanatismo de aquellos que no respetan la libertad de pensamiento, de creer o no creer, haciendo ver que las religiones son un peligro, cuando el riesgo es su provocación y sus hazañas salvajes.
 

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