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OPINIÓN - MARTES, 16 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Esperpento en estado puro
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La sala de estar del hotel Tryp, el sábado pasado, parecía La casa de tócame Roque. Debido al zipizape que armaron los doce militantes excluidos del PSOE de Ceuta en esta nueva etapa del partido. De haber vivido Mesonero Romanos, que tanto se inspiraba en las riñas de vecindad de aquel Madrid del XIX, seguro que habría disfrutado de lo lindo describiendo lo sucedido allí desde primeras horas de la mañana.

A don Ramón de Mesonero, que era observador perspicaz y por ello estaba sumamente capacitado para contar lo que otros no veían, le hubiera salido un cuadro costumbrista de estilo incomparable. Una obra de arte preñada de extravagancias y ridiculeces: esperpento en estado puro. Con lo cual es más que posible que se hubiera adelantado, incluso, a Valle-Inclán en su quehacer sobre el esperpentismo. Porque la cosa pudo terminar en tragicomedia. Dada la ferocidad mostrada por quienes no aceptaban su exclusión del partido.

Tampoco es que a uno le sorprendiera el guirigay que se produjo en la recepción del hotel. Un alboroto que a punto estuvo de hacer necesaria la intervención policial para poner orden y bajar los decibelios producidos por la pelotera endemoniada que allí se había formado.

Aleccionando a los repudiados por el partido se hallaba un tal Martínez. A quien el cuerpo le pedía gresca. Éste, deseoso de trifulca, se movía en el escenario dando consignas y alentando al enfrentamiento con cuantos descendieran de la planta quinta del hotel, donde se celebraba la asamblea, convertido en militante de un PSOE que a él le había dicho que nones. Vamos, que no lo querían ver ni en pintura por la sede.

El tal Martínez andaba desatado. Por lo que no hacía caso a la petición de calma que le recomendaba Manuel Calleja; el cual me merece muchísimo respeto. Y verle allí, en tan desairada situación, me produjo el mismo sinsabor que comprobar, por ejemplo, el mal momento que le estaba tocando vivir a una mujer que dio siempre pruebas de comedimiento y discreción cuando su marido fue presidente de la Ciudad. Me refiero a María Elena Torregrosa: esposa de Basilio Fernández.

Y por el aprecio que os profeso, me vais a permitir que os diga que la actitud que adoptasteis, en sitio público, no tiene justificación. Por más que ser dado de baja como afiliado del PSOE os lo hayáis tomado como un hecho afrentoso. Como una venganza urdida por una Antonia María Palomo que sin estar no se os cae su nombre de la boca a todos los que andáis ahora con el demonio de la bronca metido en vuestros cuerpos.

Creedme, María y Basilio, que vosotros tendríais que haber estado lejos de esa tumultuosa salida de tono en esa sala de estar de un hotel donde se escribió otra página grotesca, poniendo como excusa la política. Porque tu marido, María, es ex presidente de la Ciudad, reputado abogado, y ostenta un cargo público. Y tú eres una gran señora.

Dije, días atrás, pero no tengo el menor empacho en repetirlo, que De la Encina puede haber errado en algunas cosas. Pero es de justicia reconocer que su tarea ha sido ardua y compleja. Y la respuesta no era la que se vio en el Tryp. Donde vosotros, a mi modesto entender, María y Basilio, estabais fuera de lugar.
 

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