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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17 DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

España y Marruecos: el devenir de una pasión
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Si como dice el refrán “amores reñidos son los más queridos”, no cabe duda de que las apasionadas -y apasionantes- relaciones hispano marroquíes merecerían llegar al éxtasis en su particular tálamo. Claro que del amor al odio según dicen (yo nunca lo he entendido) hay también un paso, por lo que en esta embrollada historia compartida entre las dos orillas la violencia pasional ha brotado con abundancia a flor de piel. Es verdad que el corazón tiene sus profundas razones que la razón no entiende, pero como diría Pascal “también la razón tiene su manera de amar como acaso no sabe el corazón”. Seamos al fin cartesianos, pues en esta mutua dependencia a la que cada vez más nos ata la procelosa e implacable globalización que nos han echado encima, ambos países tienen mucho que perder y, ciertamente, aun más por ganar.

La historia es como la marea, con sus flujos y reflujos, dejando la húmeda arena cual muda huella de su paso. Así y de igual modo el devenir hispano-marroquí ha ido arrumbando, a un lado y otro del Estrecho, genes y cultura. Ciertamente la huella mora-beréber ha sido en España menos profunda (en el espacio y el tiempo) que lo que algunos argumentan aunque, también, más enraizada y duradera de lo que otros piensan. Pero la historia… si no nos enseña a ser más sabios y tolerantes, ¿para qué sirve?; ¿acaso para arrojárnosla, tomo a tomo, a la cabeza?. Con los pies en la tierra y la mano en el corazón, ¿creen sinceramente ustedes que podemos encarar el futuro lastrados por el pasado…?; ¿piensan fríamente que el posible adentrarse, a pie firme, en el siglo XXI con arquetipos mentales del medievo o el siglo XIX…?. Quien no conoce su historia está, ciertamente, condicionado a repetirla pero, precisamente por eso, ¿podemos permitirnos el lujo de aflojar el paso y enredarnos por el camino siguiendo esquemas mentales decimonónicos?. Ambos países, fundamentalmente vecinos pues la geografía es un imperativo categórico, no gozan mutuamente de buena imagen; si la de España en Marruecos está en entredicho, la de Marruecos en España anda por los suelos. Y a mí, con familia directa en ambas tierras, eso me duele muy hondo… Pese a las declaraciones oficialistas la verdad es que, sobre el terreno, nos movemos en una pista de patinaje. ¿La culpa…?. Como nuestra historia, compartida por unos y otros: por ignorancia, incapacidad, estulticia o, simplemente, maldad.

Marroquíes y españoles hemos ido escondiendo, como una “mucama” indolente, demasiado polvo y suciedad debajo de la alfombra. Ya es hora de que llevemos los trapos sucios al lavadero, oreándolos y tendiéndolos luego al sol. No solo somos vecinos: padecemos riesgos comunes y tenemos intereses estratégicos compartidos. Sería torpe, además de inútil, no encarar abiertamente y de una vez por todas nuestros miedos y vacilaciones, nuestras angustias y reivindicaciones, dirimiéndolas en un clima distendido que permita adentrarnos en un espacio compartido sin hipotecas de ningún genero. España está aquí: en Europa y en África. Y Marruecos se apresta, como ya intuía Hassan II, a ser ese árbol con raíces africanas que arrulla sus hojas con el aire que sopla de Europa. ¿El paso fronterizo del Tarajal…?. A ver, a ver qué es lo queda de él en el horizonte del 2012. El tren está pasando y el que no se suba va a quedarse en el andén… Se admiten apuestas.
 

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