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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17  DE DICIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Los juguetes
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es el momento del “bombardeo” hacia los niños que, curiosamente, aunque son los padres los que pagan, quienes marcan la pauta son los propios chavales.

Y aquí da lo mismo que sea época de crisis o de abundancia, aquí hay unas fechas marcadas y unos determinados juguetes que, bien Papá Noel, o los Reyes Magos, se encargarán de traer.

Cada día, aquí también, el mundo del progreso aporta algo nuevo, y por mucho que haya grupos, asociaciones o, incluso, fabricantes, que quieran dejar de lado los juguetes bélicos o sexistas, hay unos determinados tipos de juguetes que han existido, para ellos o para ellas y seguirán existiendo.

Aquí la publicidad es donde más “estragos” hace, porque si te anuncian un turrón, mejor o peor, va a ser dulce, si te anuncian un cava, con más o menos burbujas, sabes lo que estás comprando, pero cuando vas a comprar determinados juguetes, tanto tú, como los propios niños, os lleváis una decepción, al abrir la caja, porque ni los colores son tan llamativos, ni los movimientos tan ordenados como los que se ven en la “tele”, en ese mismo juguete. El juguete que tú has comprado, que es el mismo que has visto varias veces en televisión, parece otro en casa.

Los juguetes, hoy, empiezan siendo para verlos en la publicidad, luego siguen siendo para mermar la cartera de los padres y, finalmente, cuando llegan a los niños, ya se han devaluado, ya no sirven para jugar, entendiendo el juego como una actividad que ayuda a los pequeños en su desarrollo.

Esto, realmente, no lo hacen hoy los juguetes, que si entretienen es para auto centrarse en sí mismo, pero sin desarrollar ninguna de sus capacidades.

El desarrollo físico, psíquico y social se da más con la caja de zapatos arrastrada con una cuerda, simplemente, que le sirve al chaval las 24 horas del día, que con ese juguete importado no se sabe de donde, que más se parece a las maquinitas de un casino que a algo para que el niño se entretenga.

Porque hay otro truco, que se queda en eso, en simple truco, y ello está en esos juegos que los anuncian como educativos y como elementos para ayuda de ciertos deberes escolares. Craso error ese, porque a lo único que ayudan esos “pseudo educativos” juguetes es a averiguar algo parecido a los juegos de “engañabobos” de la televisión, en los que se prometen cientos de euros, si son capaces de formular una serie de palabras de tres, cuatro o cinco letras.

La función de un juguete, en principio, está en servir para que el niño se divierta, juegue y se entretenga, pero no más, con lo que no tienen que ser los mejores aquellos más caros o los más sofisticados.

Hace un par de días, en uno de los informativos, veía que un determinado juguete, posiblemente al que mejor publicidad para vender habían hecho, estaba ya agotado, a falta de un mes para el día de Reyes, con lo que se veía, en época de crisis y todo, a docenas de padres, preocupados por el problema que se les planteaba ahora, si ese juguete, no otro, no lograban conseguirlo para su niño.

¿Velan los padres por el juguete que es más conveniente para sus hijos?. Aquí hay de todo, como en botica, y las más de las veces, también, el padre va a esa moda del último anuncio de un producto.
 

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