Es ya secretario general de los
socialistas de Ceuta. Lo cual no es una bicoca. Máxime
cuando su elección ha sido precedida de un proceso que
produjo enfrentamientos que hasta se dirimieron en los
juzgados. Amén de lo ocurrido en la sala de estar del hotel
Tryp. Y lo que te rondaré, morena.
José Antonio Carracao tiene por delante una tarea
ardua. Llena de dificultades y que le va a exigir una
entrega absoluta y una fe inquebrantable en sus
posibilidades. Pero las posibilidades no se consiguen por
arte de birlibirloque. Éstas hay que hallarlas en el trabajo
constante, además de estar siempre al tanto de cuanto se
cuece a su alrededor para poder extender sus tentáculos más
allá de la sede de la calle de Daoíz.
Lo primero que deberá hacer el nuevo secretario general es
conocer a sus enemigos dentro del partido. Porque es de mal
político creerse a pie juntillas que todos los propios le
serán fieles en todo momento y porque sí. Y no sería el
primero que cae en ese error. Aunque me consta que podrá
disfrutar de asesoramientos muy válidos para poder dar sus
primeros pasos con firmeza.
Carracao, por estar prestando sus servicios en la Delegación
del Gobierno, sabe que en ésta hay una prioridad: que en
Ceuta las relaciones institucionales sean las mejores para
evitar que el nombre de la ciudad se convierta en motivo de
escándalo nacional por desavenencias entre delegado y
alcalde. Debido a que las cosas que suceden aquí suelen
tomar vuelos considerables y terminan por convertirse en
exageraciones lamentables. Y esa preferencia se está
cumpliendo gracias al buen entendimiento existente entre
Juan Vivas y José Fernández Chacón.
Por lo tanto, el secretario general de los socialistas de
Ceuta apenas tiene tiempo de aprender comportamientos que le
permitan manejar ciertas situaciones que, sin duda alguna,
irán poniéndole a prueba más pronto que tarde. Y ni siquiera
le valdrá como excusa su juventud ni, mucho menos, su falta
de experiencia. Hablando en términos futbolísticos: tendrá
que empezar a rendir desde el primer día y con escaso margen
de errores.
Los errores más frecuentes los puede cometer hablando en
defensa de la causa socialista frente a los ataques que
pondrán en práctica los parlamentarios del PP con el único
propósito de sacarle de sus casillas. Pues seguro que éstos,
diputado y senadores populares, están ya relamiéndose de
gusto con la oportunidad que se les presenta de poder
explotar la pasión de quien estrena cargo y responderá a
cualquier provocación a vuelta de manivela.
Sí, ya sé que esa actitud de los parlamentarios del PP más
que ayudar a la causa de su partido lo que consigue es
entorpecer lo antedicho: o sea, que las buenas relaciones
institucionales en la ciudad puedan verse dañadas por unas
declaraciones desafortunadas entre partes. Y que en esta
tierra no están obligadas a ser usadas por necesidades de
las urnas.
Pero González, Cucurull y Luz Elena
Sanín suelen irse, a veces, por los Cerros de Úbeda.
Olvidándose de los intereses de la ciudad y de la ayuda a su
presidente. Y es en esta trampa en la cual no debe caer
Carracao. De modo que antes de hablar, Carracao no sólo
deberá tener el alma libre del tumulto de las pasiones, para
elegir las mejores respuestas, sino que también ha de
entusiasmarse con la causa y echarle los huevos necesarios.
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