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OPINIÓN - LUNES, 22 DE DICIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Para conseguir una Navidad más apacible

Por Teresa Antequera Cerverón


Upesar de que durante todo el año las relaciones familiares son tensas y sobrecargadas emocionalmente, lo que significa que no hay una total armonía, en Navidad sí que ha de haberla. Esta exigencia emocional provoca muchas sombras durante las fiestas. Curiosamente abogados y consejeros matrimoniales registran a comienzos de año un aumento enorme de parejas que quieren separarse. Christoph Daxelmüller profesor de la universidad de Würzburg dice: «Navidad es el tiempo de las tragedias humanas, Navidad significa un ascenso de la cuota de suicidios. Los empleados de asistencia espiritual por teléfono se sobrecargan de trabajo y aumenta la violencia familiar.»

Existen diversos motivos por lo que muchas personas ante el increíble nivel de despilfarro y banalidad, quieran que las navidades pasen lo antes posible y evitar así el estresarse demasiado. Un aspecto apenas conocido de estrés durante las fiestas en la actualidad viene provocado por las infantiles y repetitivas melodías navideñas que hora tras hora consiguen atacar los nervios de muchas personas. Los empleados de los grandes centros comerciales se quejan de que escuchar todo el día canciones navideñas a todo volumen es casi una crueldad anímica. Aunque no lo parezca a simple vista, éste es un factor extra que contribuye al estrés. Los empleados necesitan pausas musicales y algunos centros comerciales ya han reaccionado al respecto, si bien todavía quedará quien siga viendo en la música navideña una forma de atraer compradores y hacer caja, obviando el tormento auditivo de sus empleados.

Siempre que los hombres se pasaron de la medida llegaron consecuencias a él. En la Navidad pagana actual donde se ha perdido el sentido real de la misma, hay muchos aspectos donde el ser humano se ha pasado ya de la medida. En la Navidad actual para celebrar el nacimiento del mas grande pacifista de la historia de la humanidad, han de ser talados millones de árboles en plena vida para luego terminar tirados a la basura, también tienen que morir millones de gansos, patos, pollos, pavos, corderos, conejos, terneras, cerdos, besugos, bacalaos, gambas, cigalas y un largo etcétera y todo sólo para deleitar nuestro paladar, ¿y que tiene que ver este desfile de cadáveres con el nacimiento de Jesús quien además nació entre animales?

Justamente la Navidad donde se celebra el nacimiento del gran Espíritu en el niño Jesús, debería ser un símbolo para nosotros, pues El nació entre animales. Ellos le acogieron, las personas no. ¡Acojamos a los animales en nuestro corazón! Dejemos vivir al mundo animal y sentiremos lo que significa la Navidad: La gran fiesta de la Luz. Entonces encenderemos las velas, miraremos la luz y nos preguntaremos “¿qué quiere Dios?” El quiere que cumplamos las legitimidades de Dios que están en los diez Mandamientos y en el Sermón de la Montaña, allí encontramos el camino hacia la vida, con lo que se engrandece el corazón. Proponerse algunos cambios internos puede ser un buen comienzo para mejorar la relación con nuestros vecinos, parientes o compañeros de trabajo, así la Navidad dejará de ser la gran fiesta externa de los sentidos y del estrés y se convertirá en la gran fiesta de la unidad.
 

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