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OPINIÓN - SÁBADO, 3 DE ENERO DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

La noche de fin de año, me gusta asomarme a la ventana para ver pasar, a todos los miembros y miembras jóvenes, vestidos co sus mejores galas, camino del lugar donde tienen pensado pasar la noche, entre baile, copa y cante. Sí, lo de cante es cierto, ahora se ha puesto de moda el karaoke, y todos a cantar tratando de imitar a las grandes figuras del mundo de la canción. No es por criticar pero, algunos deberían quedarse callados, haciendo sólo palmas y jaleando al cantante de turno.

Pues como les decía, me encanta asomarme a mi ventana y ver pasar a todos esos miembros y miembras jóvenes, dispuestos a disfrutar de la noche. Pero la lluvia, que se podía haber ido a otros lugares, no dejaba de caer y, por tanto, mi gozo fue un pozo, al no poder ver, como otros años, el desfile de todas esas criaturas. Total un fin de año deslucido por culpa, culpita, de la maldita lluvia.

Al quitarme ese disfrute porque, aunque algunos no lo crean, me encanta ver a la juventud divertirse, decido practicar el sofá bol y cuadrarme los ojos ante la televisión.

Como es norma habitual, me dedico a poner en práctica eso de coger el mando a distancia y pegarle a todos y cada uno de los botones, a la busca y captura del mejor programa. Pero, al parecer, por lo visto en las distintas cadenas, todas están en competencia a ver cuál de ellas nos puede ofrecer lo peor.

En una valoración, para ver quién de ellas ha sido el ganador de tal desastre, es imposible que alguna llegue al aprobado. Los programas aburren a las vacas. Un momento, no me refiero en ese aburrir a las vacas, a aquella vaca que se compró para hacer, en nuestra tierra, una empresa de productos lácteos, que nunca existió. La vaca aquella no hay un dios que sepa dónde está. Según los entendidos, se marchó aburrida al encontrarse más sola que la una.

Dicen las malas lenguas que en la creación de esa gran empresa, que nunca existió, se gastaron veinticinco millones de las antiguas pesetas, que como la vaca, no hay un dios que sepa dónde están. Que conste que es lo que dicen las malas lenguas. A servidor que lo registren. Me limito a contarles lo que dicen las malas lenguas sobre el asunto de la vaca y la empresa de productos lácteos.

Así que si es verdad o es mentira lo que dicen las malas lenguas, aquí habría que cantar aquello de: “dónde están los veinticinco kilos, matarile, rile, relo / En el fondo del mar…matarile, rile, lon”. ¡Hay que ver las cosas que dicen las malas lenguas! ¡Es que hay una “mojarra” en este pueblo nuestro, de aquí te quiero ver!.

Dejemos a la vaca aburrida y a la gran empresa de productos lácteos, que nunca existió y volvamos a la tele. Por más que le pego al mando y a todos sus botones, no encuentro nada que merezca la pena. ¿Tan difícil es hacer un buen programa qué no sea, en la mayoría de los casos, enlatado, evitando que los artistas actúen en una y otra cadena, casi a la misma hora?.

El programa de la segunda cadena, no merece la pena comentarlo, era un total despropósito en un día, donde todos, sin distinción de razas o credos, pedíamos por un mundo mejor y, sobre todo, por la paz y la prosperidad.
 

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