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sociedad - JUEVES, 8 DE ENERO DE 2009


gaspar con los niños. quim sarria.

casas regionales
 

La Casa de Ceuta en
Barcelona también recibió
a los Reyes de Oriente

Los socios de la entidad organizaron un
evento especial para que los más pequeños disfrutasen de su día más especial
 

BARCELONA
Quim Sarriá

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La tarde-noche del lunes, 5 de enero, es propiedad de los niños. Lo creen todos los pequeños y como la Casa de Ceuta en Barcelona no quería ser menos en cuanto a volcarse por desarrollar esas ilusiones a su grado máximo, organizó un evento que conllevó la alegría plena y la ilusión cumplida a los hijos, nietos y demás familiares de los socios.

La tarde-noche del lunes pasado fue exclusivamente propiedad de los niños. Los niños tienen, con toda razón, todo el derecho de concentrar en ellos la atención de todo el mundo adulto. Una tarde-noche predispuesta efectivamente para que los pequeños vean cumplidas sus ilusiones en forma de juguetes. Es en los niños en que el juguete es un concepto imprescindible y en el que toma su máximo valor en el contexto del desarrollo humano. La función del juguete en los niños es la de apoyar el desarrollo de múltiples aspectos de éste, tanto el físico como el psicológico. Es a través del juguete que los niños exploran, descubren, aprenden e interactúan con múltiples objetos y problemas que forman una parte importante de su adecuado desarrollo como individuos.

Por ello, la festividad de los Reyes Magos es una celebración específica para ellos y la víspera muestra la llegada de los mismos ante los inocentes ojos de cientos de miles de niños que miran embelesado las figuras de los magos con la ilusión retratadas en sus pupilas.

La tradición más difundida cuenta que vinieron de Oriente, en número de tres, y que iban guiándose por una estrella (celebérrimamente conocida como La estrella de Belén) que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús).

Antes de llegar, encontraron al rey Herodes el Grande en la ciudad de Jerusalén, quien astutamente les conminó a que, de regreso, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se encontraba dicho niño; y, así, poder ir él también a adorarle.
 

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