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OPINIÓN - DOMINGO, 11 DE ENERO DE 2009

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manolo de la Torre


LUNES. 5

Hacía ya mucho días que no pegaba la hebra con Ángel Díez Nieto. Pero hoy he tenido la oportunidad de hacerlo. Y he vuelto a comprobar que es tan agradable como instruido. Así que da gusto hablar con él de lo que sea. No ha mucho, debido a su cargo de viceconsejero de Recursos Humanos, Díez Nieto fue puesto a prueba y respondió en esos momentos con la categoría que se le suponía. A pesar de que trataron de acorralarlo desde varios sitios y fue acribillado por distintas bocas. Pidieron su dimisión y le dijeron de todo. Pero él se mantuvo en sus trece. Aguantó con firmeza los ataques de cuantos le acusaban continuamente de haber amañado una convocatoria, gritándole además que no sabía ni papa acerca de las obligaciones del cargo desempeñado. Ahora, cuando todo se ha ido diluyendo como un azucarillo, uno se alegra de haber confiado, en aquellos días tan revueltos, en el trabajo del viceconsejero y en las decisiones tomadas por él. De modo que se lo he recordado mientras tomábamos el aperitivo en sitio céntrico.

MARTES. 6

He dicho mil veces que Alejandro Sevilla me cayó la mar de bien en el preciso momento que nos presentaron hace ya la tira de años. Desde aquel día, jamás ha habido motivo alguno para que esa relación nuestra perdiera la calidez que tiene. Y si lo hubo, por cualquier nimiedad que pudiera habernos molestado, fuimos capaces de disimularlo muy bien. Hoy no hemos vuelto a encontrar caminando por la plaza de la Constitución. Y le he saludado con enorme satisfacción. La de siempre. Si bien, todo hay que decirlo, aumentada por el paso del tiempo y por saber que los achaques no sólo van minando la resistencia corporal sino también todo lo demás. Ay, Alejandro, ¿verdad que a medida que se van cumpliendo años los sentimientos de la vida van quedando solamente para uno? Bueno, que me he alegrado mucho de verte y que deseo que los alifafes no te dobleguen.

MIÉRCOLES. 7

Acepto tomar café con José Antonio Rodríguez en el hotel Tryp. Y nos ponemos a pegar la hebra. Ya que no lo hemos hecho durante las fiestas pasadas. Debo decir que mi impresión del actual consejero de Gobernación es que se halla en mejor forma que hace unos meses. Cuando escribí lamentando que hubiera perdido esa alegría natural en él. No voy a decir que sea un hombre nuevo, pero sí que han remitido en parte las muchas preocupaciones que le ocasiona el cargo que ocupa. Ya que no es fácil estar al frente de una consejería tan compleja. Aun así, es decir, al margen de que se haya recuperado de sus pasadas tribulaciones, sigo insistiendo en que Rodríguez está capacitado para desempeñar otra tarea en el Gobierno. Debe estar en un sitio donde se le saque rendimiento a sus conocimientos de la calle, que son muchos; a su manera de tratarse con la gente, que lo hace de dulce; y a que luzca en situaciones donde conviene emplearse con esa llaneza que suele poner en sus conversaciones. En fin, que aparte lo dicho, lo principal es que me alegro muchísimo de ver a Rodríguez, nuevamente, dispuesto a departir sin tapujos y con la sonrisa por delante.

JUEVES. 8

Adela Nieto no me deja indiferente. Pese a la fama que se ha ganado de ser mujer de armas tomar. Cuando se lo digo, responde con prontitud: “Reconozco que soy decidida y que tengo un carácter fuerte. Tú tampoco te quedas atrás, en ese aspecto, y sin embargo no dejas de ser cariñoso y amable”. Con semejantes palabras, la consejera de Sanidad me desarma. Trata de ganarme la voluntad y a punto estoy de quedar a merced de ella. Aunque reacciono y pruebo otra vez a sacarla de sus casillas. Pero no me negarás que tus principios en el Gobierno no fueron muy halagüeños. Y te mostraste, en bastantes ocasiones, enfurruñada y con las cejas fruncidas a cada paso. “Es verdad que lo pasé mal al principio, pues hube de soportar críticas inmerecidas y anduve titubeante. Si bien conseguí enderezar el rumbo. Y no olvido a las personas que, entonces, supieron darme ánimos para remontar el vuelo”. Mira Adela, le dije, agua pasada no mueve molino... De modo que lo que importa es que actualmente se te ve muy bien y te has ganado el respeto de cuantos te han ido conociendo en tu actividad política.

VIERNES. 9

Mi amistad con Mohamed Chaib fue cimentada en momentos donde me demostró que podía confiar en él. Y se ha ido consolidando con el paso de los años. Lo cual no quiere decir que a veces no estemos en desacuerdo en según qué cosas. No obstante, jamás se nos ocurre mantener ninguna discusión al respecto. Porque ambos nos conocemos lo suficiente como para caer en la tentación de echar por tierra el afecto que nos profesamos. Chaib es un hombre de la calle. Y, por tanto, sabe latín. De modo que hay que prestarle mucha atención cuando insinúa algo o nos indica que no estamos situados en el camino correcto. Sé de buena tinta, además, que ha sido capaz de solucionar problemas que se les habían ido de las manos a personas con poder suficiente para atajarlos pero que no daban con el quid de la cuestión. Hace tiempo que me venía hablando de las circunstancias que concurren en las naves del Polígono del Tarajal y que están influyendo negativamente en el haber de la Ciudad. Días atrás, como asesor que es en la Casa Grande, lo vi participando en una reunión entre partes, con el fin de poner fin a las irregularidades que existen en el reseñado Polígono. Hoy, cuando he compartido mi charla casi habitual con él, le he dicho que muy pronto habrá orden en ese templo de ventas donde cada cual hace de su capa un sayo, si siguen sus consejos. Mis palabras le han hecho reírse de esa manera tan peculiar que tiene de mostrar su alegría. A mí sólo me queda decir que algún día habrá que recordar la cantidad de favores hechos por Chaib y la de consejos acertados que ha venido dando. Amén.

SÁBADO. 10

Llevaba cierto tiempo sin hablar con Juan Manuel Doncel. Hemos coincidido en el hotel Tryp y nuestra cháchara ha durado un tiempo prudencial. El justo para conversar sobre cosas intrascendentes. Por más que él sea todo un secretario general del PP y, por si fuera poco, consejero de Fomento. Su carrera política ha sido fulgurante y no ha hecho, según tengo entendido, nada más que comenzar. Juan Manuel es un gran aficionado al fútbol y sufre lo indecible cuando la Asociación Deportiva Ceuta no obtiene los éxitos esperados. Me consta, además, que siempre le estará agradecido a Elena Sánchez. Con la que compartió tareas de gobierno. En un momento determinado de nuestra charla informal, le tiro de la lengua para saber acerca de ciertas declaraciones suyas y me pega un regate al estilo Robben. No hace falta decir que Doncel es persona sobria y capaz, cuando la ocasión lo requiere, de ser lacónico. Vamos, que hay que sacarle las palabras con sacacorchos. Por algo es secretario general del PP. Ah, se me olvidó decirle que en la Casa Gallega, restaurante donde se come muy bien, se ganan la vida cinco familias. Y ellas están sufriendo en sus carnes, y en la caja, las dificultades que les están creando unas obras a los clientes.
 

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