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cultura - JUEVES, 15 DE ENERO DE 2009


suboficial mayor diego quevedo. ligueri.

conferencia
 

“La historia de España sería
otra si se hubiera usado el submarino de Peral”

El suboficial mayor Diego Quevedo
explicará hoy en una conferencia
del Aula Militar de Cultura cómo la Armada podría haber derrotado a EEUU con unos torpedos en inmersión
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Diego Quevedo, suboficial de la Armada en la Capitanía Marítima de Cartagena, ha atracado en Ceuta para explicar en una conferencia que el rumbo de España podría haber cambiado si el submarino con torpedos que ideó Isaac Peral hubiera entrado en funcionamiento. “Hasta los americanos lo reconocieron”, afirma Quevedo.

“El almirante norteamericano Dewey reconoció públicamente que si el submarino con torpedo que ingenió Peral hubiera entrado en funcionamiento, no habrían sido capaces de vencer a la Armada Española. Por tanto, es perfectamente válido decir que se podía haber cambiado el rumbo de la historia”, dijo el suboficial mayor Diego Quevedo.

El Aula de Cultura Militar inaugura el año por la puerta grande, con un menú en el que se degustará a Isaac Peral a través de los conocimientos que aportará Quevedo. Tanto uno como otro son cartageneros, quizá por eso, el suboficial mayor no se lo pueda quitar de la mente.

Isaac Peral nació en 1851, con ocho años se marchó a Cádiz, donde descubrió el olor a mar y el espectáculo patriótico que suponía embarcar con destino a la guerra. “Era un acontecimiento. Las mujeres bordaban las banderas, la ciudad despedía con fervor a los marineros y eso le dio a Peral el impulso definitivo para decidir que quería ser marino de guerra. A los 14 años ingresó en la Escuela Naval de San Fernando”.

Con 37 años, el oficial de marina ya, descubrió gracias a sus investigaciones en la electricidad, cómo conseguir que un submarino en inmersión lanzara torpedos. “Fue el evento más importante del último tercio de siglo”, aseguró Quevedo. Sin embargo, a Peral no le dieron las oportunidades para ponerlo en funcionamiento. La coyuntura política nacional no facilitaba que los gobiernos trabajaran con confianza en su país y eran relegados del poder. Desde 1888 a 1890 dos ministros de Marina apostaron por Peral y su invento, dándole todas las facilidades, pero Beránguer, en 1890, estropeó la situación y terminó por aburrir al caratagenero. “Obligaba a Peral a que comunicara con precisión el dinero y el tiempo que necesitaba para poner en funcionamiento el torpedo en inmersión. Ningún país del mundo lo tenía, muchos le tentaron y aunque 1890 fue el año más importante para Peral, porque estaba en el escaparate público, en enero de 1891 pidió la baja en la Armada”, dejando el invento varado, como un caramelo a la puerta del colegio. “No fue capaz de venderle a nadie el proyecto y dejó una frase lapidaria: ‘El invento ya no es mío, se lo he dado a mi patria’”, explicó Quevedo.

Años después, en 1898, España echó de menos en la Guerra de Cuba este sistema de torpedear mientras lloraba la sangría de bajas de la Armada. El almirante estadounidense que se encargó de la batalla reconoció poco después en una publicación, que no hubieran sido capaz de vencer con el proyecto de Peral. Éste inventó también un sistema infalible para hacer blanco en los barcos, con un porcentaje de error muy escaso. Mediante un compendio de prismas situados bajo el telescopio, conseguía dibujar en una papel milimetrado la sombra que se proyectaba de la diana y que le ofrecía la distancia a la que se encontraba el barco. “Ahora parece un invento muy tonto, pero no estaba descubierto entonces y él hizo una ruta de cálculos en el que el margen de error era de 10 metros aproximadamente”.

Peral también tuvo relación con Ceuta. “Ideó esos torpedos temiendo que los ingleses de Gibraltar atacaran Ceuta”, apuntó Quevedo
 


El Aula Militar está “abierta a civiles y militares”

El Aula Militar de Cultura de la Comandancia General inicia este año su décima andadura. El comandante general es el presidente de esta entidad, mientras que el coronel Luis Manso (en la imagen) ejerce como director. “Las conferencias están abiertas tanto al público militar como al civil”. Manso tiene en la agenda alrededor de unas 35 personas para ofrecer las sesiones culturales en el Casino Militar, que tratan tanto temas de actualidad como intemporales. Se trata de conferenciantes duchos en una parcela de la historia y que llegan a la ciudad de manera altruísta. “Nosotros nos adaptamos a las agendas de los ponentes y de esa manera confeccionamos el calendario. Por lo general, estas personas suelen ser militares, pero también han sido civiles o reservistas voluntarios los protagonistas.
 

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