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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 21 DE ENERO DE 2009

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Intereses que hay que conjugar

El restablecimiento de la línea del servicio de transporte público en autobús por el corazón del centro urbano de la ciudad ha generado una polémica que ya alcanza un largo recorrido y que resulta difícil de entender cuando de lo que debería tratarse es de combinar los intereses de dos partes que se necesitan y se alimentan mutuamente: los comerciantes de la calle Real y los residentes en el área. Desde que se emprendió la renovación de este último tramo del gran proyecto, alabado por todas las partes, de peatonalización del centro, el Gobierno ceutí anunció que su intención era la de articular una fórmula mixta que, al contrario de lo que sucede en el Revellín, permitiese combinar el tránsito de vehículos de transporte público y urgencias con un entorno más amable para el peatón que el precedente. Posteriormente, en su afán de contar con la opinión de todas las partes implicadas de una u otra forma en el asunto, sin embargo, reabrió la puerta a que la calle Real más allá de la Plaza de los Reyes volviese a ser estrictamente y únicamente peatonal. Tal vez ahí los comerciantes creyeron que, con un punto de presión, podrían vencer la opinión del Ejecutivo ceutí y lograr vetar el paso de vehículos ante las puertas de sus negocios. Sin embargo, y ayer lo dejó muy claro la consejera de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno, Yolanda Bel, a la Ciudad Autónoma en realidad no le pesa ningún interés a la hora de decantarse por una u otra alternativa. Con su última decisión, la de autorizar el paso de los autobuses urbanos, sólo se pretende no desamparar a un altísimo número de vecinos, especialmente a aquellos menos favorecidos (por razones de edad o económicas), que reclaman con toda justicia disponer de un servicio público de transporte más asequible cerca de sus hogares. Es una reivindicación evidentemente legítima que debe ser atendida sin que los comercios sientan que se atenta contra sus intereses, ya que en realidad ambos coinciden. Se trata de dar vida al centro, en todos los sentidos, y la tomada parece la mejor opción posible para causar el menor daño.
 

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