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OPINIÓN - SÁBADO, 24 DE ENERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

El secretario general de CCOO
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los trabajadores forman sindicatos para tener una voz y para mejorar sus salarios y condiciones laborales, no para dar a los grupos minoritarios la oportunidad de alcanzar sus fantasías políticas. Me topo con la cita cuando estoy adecentando los cajones de un mueble que tengo en la salita donde escribo. Y enseguida se me viene a la memoria la de años que Comisiones Obreras lleva manejada por un grupo que se aprovecha de la fuerza del sindicato para tratar de abrirse camino en la política activa de la ciudad. Un grupo a cuyo frente está el secretario general

Comisiones obreras, según sus estatutos, se define como un sindicato de clase, democrático, independiente, participativo, de masas, etcétera. Pero nada dicen tales estatutos acerca de que un individuo pueda permitirse el lujo de presionar sin descanso al Gobierno de la Ciudad para la obtención de logros políticos y beneficios que sólo redunden en su haber.

Comisiones Obreras en Ceuta es, desde hace ya la tira de tiempo, un sindicato secuestrado por su secretario general. El cual lleva muchísimos años aprovechándose de ese organismo como medio para imponer su voluntad en todos los aspectos. Es un tipo que, amparándose en tan destacadas siglas y rodeado de una minoría de aduladores que ha conseguido trastornarle la cabeza, ha dado en la manía de creerse que con solo mencionar su nombre el canguelo se adueña de la ciudad y todo el mundo termina yéndose de varilla.

El secretario general de CCOO, de esta ciudad, es un iluso por estar convencido de que a él le tienen incluso más miedo que en su día le tuvieron a don Pedro I. Un Rey, que, al sonarle las choquezuelas al andar y lo hacía habitualmente durante las noches sevillanas, conseguía que las calles se quedaran desiertas. Aquel personaje no dejaba de ser un matón, pero con corona. El caso del hombre que nos ocupa es bien distinto: alardea de matonismo por el simple hecho de estar coronado por una obcecación que le está causando deterioro en todos los aspectos.

Al matonismo del secretario general de CCOO le llaman influencia. Y todos los años el hombre renueva el título de influyente. Y sale revitalizado a la palestra: saca pecho, acordándose de sus orígenes vascos –tiene cabeza de liebre con las sienes salientes-; se siente más poderoso que la temporada anterior; más inteligente, y sobre todo con ánimos más que suficientes para decirle a los suyos, a los componentes de esa ejecutiva sindicalista que lo considera un pensador de altos vuelos, que está en el buen camino para acabar, de una vez por todas, con Juan Vivas.

Y expone las razones: Porque lo tiene cogido por los cojones. Debido a que el presidente de la Ciudad tiene comprados a los medios de comunicación y porque despilfarra millones y más millones en la Asociación Deportiva Ceuta por pagarse el capricho de ser su entrenador en la sombra. Y cosas así...

El presidente de la Ciudad, dando la callada por respuesta a tantas difamaciones escritas por el secretario general de CCOO en uno de los medios comprados, ha logrado envalentonar al matón. Así, éste, amén de la subida de tono que le ha proporcionado el haber conseguido engañar a Mohamed Alí, se ha visto más poderoso que nunca y ha escupido contra los trabajadores de Punta Blanca. Es decir, contra Ceuta. Y podría ser tachado de inmundo.
 

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