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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE ENERO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Feliz año nuevo

Por José V. Cobo


“La ciencia descubre las claves de la felicidad” así titula la autora un artículo aparecido el domingo 28 de diciembre del 2008 en uno de los periódicos nacionales. El artículo analiza en profundidad el concepto de felicidad que tenemos los occidentales y lo contrasta con numerosos estudios realizados al respecto por sociólogos, psicólogos e incluso economistas. Y las conclusiones son muy interesantes.

Una de ellas es que el altruismo, es decir, la disposición a actuar a favor del otro, del prójimo, sin esperar nada a cambio, aporta mayor satisfacción y, por ello, mayor felicidad que el hedonismo, el placer egoísta. Según el artículo, un estudio aparecido en la revista Science puso al descubierto que genera mayor felicidad gastar dinero en los demás que en uno mismo. En un momento del reportaje la autora se pregunta: “pero entonces, si el dinero no da la felicidad y el placer personal tampoco, ¿por qué la sociedad actual parece concentrarse en esos factores? ¿Hay un desenfoque generalizado? La causa podría ser un fenómeno ilusorio que Kahneman describió, en Science y otras publicaciones, en 2006.” Este fenómeno ilusorio consiste en otorgar demasiada importancia a un único factor, por ejemplo los ingresos económicos, dejando de lado otros factores, lo que nos lleva, según Kahneman, a tomar decisiones erróneas. Esto quizás explique por qué, siendo la sociedad occidental la más desarrollada, también es la más insatisfecha, con los índices de depresión, stress o ansiedad más altos de todo el Planeta.

Comenzamos un año nuevo y, como es tradición, deseamos a nuestros familiares y amigos, incluso a conocidos y desconocidos, un feliz año 2009. ¿Pero que es lo que estamos deseando en realidad? ¿No estaremos proyectando en ese deseo nuestra idea personal y particular de felicidad, a menudo equivocada? En general ésta va asociada al dinero, al placer y al disfrute alegre y superficial de la vida: buenas vacaciones, romances, una vida cómoda, si es posible sin trabajar y sin hacer el más mínimo esfuerzo. Parece ser que la ciencia pone al descubierto lo que los ciudadanos del “mundo desarrollado” no hemos querido ver: una vida tal no nos va a aportar mayor felicidad, sino más bien mayor insatisfacción.

Entonces ¿qué podemos hacer con nuestros deseos de felicidad para el nuevo año? Quizás podríamos comenzar por revisar nuestros propios deseos y ponerlos, siquiera, a la luz de lo que la ciencia está descubriendo: que pensar en los demás da mayor felicidad que pensar en uno mismo. Esto no es algo nuevo, ya los más antiguos sabios nos dejaron este legado cada uno a su manera. Por ejemplo, Jesús de Nazaret lo expresó de una forma nueva y maravillosa, lo que se ha dado en llamar la regla de oro: “No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”. O expresado de otro modo: “Haz tú primero aquello que deseas que otros te hagan a ti”.

¿Cómo le iría a la humanidad si hubiéramos puesto en práctica esta regla dorada? ¿Cómo nos puede ir a nosotros si la aplicamos en nuestra vida diaria? Una cosa es clara, nuestra felicidad es directamente proporcional a la felicidad de los demás, cuanto mejor les vaya a aquellos que nos rodean mayor será nuestra felicidad personal. Así que, si queremos ser felices, hagámosles felices a los demás.

www.vida-universal.org
 

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