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OPINIÓN - SÁBADO, 31 DE ENERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

José Antonio López está afligido
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

José Antonio López, representante de la Policía Local en Comisiones Obreras, debe estar desolado. Al menos, el jueves, según he podido saber, andaba poseído por una gran tristeza. Vamos, que una aflicción muy intensa se había apoderado de él; porque un compañero sindicalista, nada más y nada menos que el secretario de Organización sindical, Ramón Moreda, ‘Queco’, se había enfrentado a unos policías locales, que estaban actuando en defensa de las instalaciones del Centro de Menores Punta Blanca.

López, al enterarse de que Moreda, martillo de todo cuanto hace o dice el Gobierno de la Ciudad, había entorpecido la labor policial en los alrededores del Centro de Menores, tuvo que sentirse ridículo. Y, desde luego, no le faltaba razón al pensar en que muy bien podría ser objeto de burla cuando se supiera el bochornoso espectáculo que había dado el Gran Queco.

En principio, López debió preguntarse lo siguiente: ¿Qué estaría haciendo el secretario de organización sindical, Moreda, rondando las instalaciones del Centro de Menores, a las seis y media de la tarde del miércoles? Y a renglón seguido, seguro que iría enrojeciendo de cólera a medida que iba leyendo la denuncia presentada por sus compañeros en Comisaría, contra el Gran Queco, por “interferir, increpar y acusar de maltratadores” a los agentes que acudieron a la llamada de socorro enviada desde Punta Blanca. Ya que unos menores la habían emprendido a pedradas contra el edificio.

“Torturadores, que sois unos torturadores; que estáis aquí para que no sepamos lo que pasa ahí dentro”. Leyendo tales acusaciones de Moreda a varios policías locales, en relación con el reformatorio, no me extraña que a López, representante de la Policía Local en Comisiones Obreras, se le subiera la tensión y hasta estuviera a punto de darle un patatús.

¡Dios mío, cómo es posible que el secretario de Organización de CCOO pueda ofender tan gravemente a compañeros del mismo sindicato?, se preguntaba admirado JAL. Y su desolación era cada vez más acentuada por saber que el Gran Queco le había dejado con las posaderas al aire. En una situación desairada. A él, a un representante de la Policía local en CCOO, que hacía apenas unas horas había pedido, menos garrote vil, todas las condenas posibles para Luis María Fernández, subdirector del área de Menores; sobre todo por ofender a varios policías locales. Y también para los políticos que no habían accedido a poner de patitas en la calle al tal Fernández.

López, el representante de la Policía Local en CCOO, además de estar en una situación ridícula, incómoda, y careciendo de argumentos con los que paliar en algo el haber quedado peor que la Chata de Cái, lo primero que debería hacer es salir a la palestra pidiendo la dimisión de Ramón Moreda, ‘Queco’: Martillo de todo lo que hace y dice el Gobierno de la Ciudad. Sería, sin duda, un gesto que, si bien no le eximiría de sus muchos errores cometidos anteriormente, le valdría como penitencia leve

Y para que se le viera un enorme deseo de entrar ya por la senda del arrepentimiento total, no estaría mal que, como representante de gran número de policías locales, les propusiera, tras abandonar él su cargo sindical, que se dieran de baja en CCOO. Eso sí: antes deberían todos hacer una higa al secretario general.
 

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