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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE FEBRERO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

El estrés, un compañero de viaje en la sociedad actual

Por Ana Isabel Escobedo


Antes de hablar del estrés y sus consecuencias, conviene analizar la raíz etimológica de dicho término. La palabra “stress”, es una palabra inglesa cuya acepción apareció en el inglés medieval en la forma de distress, tomada del francés antiguo destresse “estar sometido a estrechez u opresión”. En inglés distress como sustantivo significa angustia, dolor, pena, aflicción, sufrimiento, agotamiento; esta palabra a su vez, procede del verbo latino distringere “separar”. Con el tiempo, el inglés utilizó distress sin el prefijo di-, y comenzó a usar “stress” al lado del original distress. Ambas formas son corrientes en el inglés actual, solo que la primera pone el énfasis en el significado de “tensión” o “presión”, mientras que la segunda denota más bien una situación de dolor, sufrimiento, angustia, es decir, tensión en sentido negativo, siendo esta última acepción la que quedó asentada en la lengua castellana.

Una vez determinado el prodecer etimológico de la palabra stress, vamos a centrarnos en el síndrome y en sus consecuencias.

El concepto de Estrés [http://www.monografias.com/trabajos10/teca/teca.shtml”] se remonta a la década de 1930, cuando un joven austriaco de 20 años de edad, estudiante de segundo año de la carrera de Medicina [http://www.monografias.com/trabajos29/especialistas-medicos/especialistas-medicos.shtml] en la Universidad de Praga, Hans Selye [http://www.monografias.com/trabajos13/admuniv/admuniv.shtml], observó que todos los enfermos a quienes estudiaba, indistintamente de la enfermedad propia, presentaban síntomas comunes y generales: cansancio, perdida del apetito, baja de peso, astenia, etc.

Esto llamó mucho la atención a Selye [http://www.monografias.com/trabajos14/deficitsuperavit/deficitsuperavit.shtml], quien le denominó el ‘Síndrome de estar Enfermo’. Según el Dr. Seyle, el estrés equivalía al esfuerzo que hace el organismo para adaptarse frente a una situación que presenta como novedosa, sea positiva o negativa. Este autor nacido en János (Austria) en 1907, fue el primero que se dedicó a la elaboración de una tesis dedicada al “stress”.

En la actualidad, y debido al ritmo de vida acelerado de los ciudadanos en todos los ámbitos, se generan gran cantidad de fuentes de conflicto, y por ende, estrés. Todos los días nos enfrentamos con algún desafío, en el hogar, en el trabajo, en el ambiente e incluso en los momentos de ocio; se nos presentan estados extraordinarios que inician un proceso de excitación, ante el cual el organismo reacciona con una serie de cambios fisiológicos para proveernos de la energía y la fuerza necesaria para enfrentarlo.

Cuando decimos que estamos muy estresados , nos referimos a un estado excesivo de demandas internas o externas en donde percibimos que no hay una solución directa, lo que lleva a sensación de fracaso, frustración, falta de control de la situación que impide que el mecanismo de adaptación se desactive, y que la energía generada se acumule produciendo una gran tensión, por lo que nuestro organismo se ve forzado a realizar un sobreesfuerzo de adaptación que origina la aparición de diversos síntomas que pueden ir desde un dolor de cabeza, hipertensión arterial, irritabilidad, trastornos del sueño, hasta un estado de fatiga y agotamiento que no se disipa con el descanso. A este se le denomina el estrés malo o perjudicial.

En otras ocasiones el organismo se activa para afrontar una situación que es percibida como un reto o desafío en cualquier orden de la vida. En estos casos el estrés es útil y necesario y va seguido de una sensación de logro y satisfacción por el esfuerzo realizado, tras la cual el estrés se desactiva.

A este se le considera el estrés sano ya que incluso se ha comprobado que puede contribuir a mejorar la salud.

Dicho lo anterior, podemos resaltar que las situaciones que generan estrés y el grado que éste alcanza, son diferentes para cada persona, ya que en su aparición participan también factores internos tales como la personalidad, el comportamiento, la manera de vivir y la presencia de emociones como la ansiedad, impaciencia, ira, miedo y agresión.

Causas del estrés


Debido al ritmo de vida que llevamos, existen diferentes causas desencadenantes del estrés, estos factores son llamados comunmente estresores y proceden de diversas fuentes, podemos dividirlos en varias categorías:

Causas ambientales


Tales como el ruido , tráfico intenso, largas distancias recorridas , inadecuadas condiciones físicas en los lugares de trabajo y/o escuela, la inseguridad pública y los desastres naturales entre otros.

Causas FAMILIARES


Los problemas de los hijos y/o de los padres , los conflictos conyugales, enfermedades o muerte de algún familiar.

Causas PERSONALES


La insatisfacción en el cumplimiento de metas , o bien , el planteamiento de metas muy altas y el pensamiento negativo.

Causas LABORALES


Cargas excesivas de responsabilidad , tiempo limitado para entrega de trabajos, jefes exigentes y comunicación ineficaz, entre otros.

Causas IMPERSONALES


Se refieren a la mala comunicación, llegar tarde a una cita o ser “plantado” en una cita , hablar con autoridades o interactuar con desconocidos, etc.

Cuando alguna de estas causas o factores impregna nuestro organismo, se produce una reacción que desencadena una situación que provoca el estrés, en este sentido, cuando hay estrés participan casi todos lo órganos y funciones del cuerpo, incluidos cerebro, nervios, corazón, flujo sanguíneo, nivel hormonal, digestión y función muscular; produciendo cambios químicos en el cuerpo, las hormonas inician una reacción en cadena en el organismo: el corazón late más rápido y la presión arterial sube. La sangre es desviada de los intestinos a los músculos para huir del peligro y la insulina aumenta para permitir que el cuerpo metabolice más energía. A corto plazo, estas reacciones no son dañinas, pero a la larga, mermará la salud de la persona.

Consecuencias somáticas y psicológicas


Los cambios orgánicos antes mencionados, se traducen en síntomas que podemos dividir en tres categorías:

Síntomas físicos


Como taquicardia, sudoración, temblor corporal , manos y pies fríos, tensión muscular, falta o aumento de apetito, diarrea o estreñimiento, insomnio, tartamudeo, fatiga y sequedad en la boca, entre otros.

Síntomas psicológicos


Como ganas de llorar, dificultad para concentrarse disminución de la memoria, ansiedad, preocupación en exceso, pensar en escenas terroríficas, pensamiento catastrófico, lentitud de pensamiento, irritabilidad y cambios de humos constantes , etc.

Síntomas conductuales


Risa nerviosa, moverse constantemente, necesidad de correr y esconderse, rechinar los dientes y tics nerviosos, etc.

Si estos síntomas no son percibidos y atendidos oportunamente pueden desencadenar o exacerbar enfermedades como: gastritis, colitis y úlceras, migraña, contracturas musculares, artritis, hipertensión arterial, alergias, asma, diabetes mellitus, infartos y cáncer, entre otras.

Recomendaciones para minimizar o aliviar los efectos del estrés

Una de las primeras tareas a realizar para minimizar los efectos del estrés, consiste en tratar de identificar el elemento o elementos que han generado el problema. Debemos intentar identificar los sucesos que han provocado dicha situación.

Sería recomendable establecer estrategias encaminadas a actuar frente a los estresores con el fin de tratar de minimizar el daño que éstos causan, llevando a cabo tareas que alivien el impacto que genera el estrés, así como habituarse a la necesidad de cambiar de actividades y escenarios, como pasear por la montaña, ir a la playa, leer, oír música, nadar, etc.

Es conveniente, hacer un receso en nuestras actividades cotidianas, con el objetivo de dedicar dicho tiempo a aquellas actividades que mas nos satisfagan o que generen sensaciones agradables en nosotros, en este sentido, se pueden llevar a cabo otro tipo de actividades sirviéndonos de la ayuda de profesionales, que serán del todo beneficiosas, como meditación, visualizaciones, técnicas de relagación, yoga, taichi, etc.

Además de todo lo anterior, es aconsejable eliminar completamente la ingesta de café ya que esta sustancia estresa las cápsulas suprarrenales e incide directamente sobre la respuesta que éstas tienen ante el estrés. En este mismo sentido, a su vez, es recomendable, la eliminación del tabaco y del alcohol del organismo ya que estos funcionan como liberadores de adrenalina, provocando con ello un efecto estimulante. Si este tipo de medidas no funcionan, se puede recurrir a otras acciones más directas, como los tratamientos sintomáticos, proporcionados por médicos, los cuales consisten en la administración de fármacos que ayuden a controlar los síntomas y mejoren la calidad de vida.

Para finalizar, diremos que el estrés tiene solución, pero precisa de una capacidad de autocontrol importante, siendo fundamental ahondar en los factores que precipitan y mantienen esa situación, no quedándose sólo en un tratamiento sintomático, siendo este a nuestro entender, el último recurso para tratarlo.
 

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