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cultura - LUNES, 2 DE FEBRERO DE 2009


alexis larios. a. samiñán.

entrevista
 

Larios: «Ojalá sacara un
¡cómorrr! y tuviera que hacer
tres películas en un año»

El humorista Alexis Larios regresó
ayer al pub ‘La sala’ para enfrentarse, con la gracia y el trabajo del que hace gala, a un público “muy preparado”
 

CEUTA
Javier García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El monólogo volvió a ser el arma con el que Alexis Larios se enfrentó una vez más al público ceutí ayer en el pub ‘La sala’. Un terreno de juego que ya había pisado y que según señalaba antes de la actuación le permite ‘lucirse’. Y es que Larios (que es su auténtico apellido) señala que los caballas son unos espectadores “preparados y acostumbrados” a unos monólogos “finos, como se llamaban antes”. Este “artista de rebote” ganó ‘Genio y Figura’ en el 94. Desde aquel momento cambió su profesión de visitador médico por la de estudioso del humor. Una labor que le ha servido para forjar su olfato humorístico, el único consejero al que hace caso, aunque añade que los monólogos llevan un trabajo por detrás.

Pregunta.- ¿Cómo calificaría al público ceutí?

Respuesta.- Muy preparado. Está acostumbrado a estos espectáculos y sabe lo que tiene delante. El humor de monólogo digamos que es un humor que antes se llamaba ‘fino’, es sarcástico, irónico... Aquí la gente viene a ver el espectáculo, sabe escuchar, entonces me puedo lucir.

P.- ¿Es difícil enfrentarse en solitario ante el público?

R.- Me imagino que eso es una cuestión de costumbre, porque yo nunca me he enfrentado al público de otra manera. No he estado en compañías de teatro ni nada. A veces he tenido mucha suerte y otras no, pero cuantos más años van pasando menos complicado te parece. Lo que pasa es que también tienes más responsabilidad porque te conoce más gente y te siguen más y tienes que ir más preparado y con mejor material.

P.- ¿Qué es lo más difícil a la hora de crear un monólogo?

R.- Encontrar una historia divertida que te haga de fondo. Escribo una historia que me haya pasado a mí o a alguien que conozca. Ése es el esqueleto y cada 15 segundos tiene que haber una carcajada. Unas veces te las da la propia historia, pero para que haya una risa cada 15 segundos e incluso cada segundo tienes que ir retocando cada renglón para que sean divertidas todas las frases. ¡Eso es lo más complicado! Marcar un ritmo para que la gente pueda respirar entre risa y risa pero que a la vez no pare de reirse. Hay que tener la atención totalmente captada sobre todo cuando te enfrentas a bares en los que está la gente tomando copas, y pasan ‘niñas’ que están extraordinarias, y ahora entra un grupo que saluda a otro grupo y se ponen a charlar... Por eso hay que llevar un ritmo tan fuerte.

P.- Cuando acaba los guiones, ¿los prueba con los amigos o la familia para saber si ‘engancha’?

R.- No. Me fío mucho de mi criterio. Soy humorista porque me encanta el humor y me considero una especie de estudioso. Creo que he captado la esencia de lo que a la gente le hace gracia y lo que no. A veces me dicen algo divertidísimo y digo: ¡Qué bueno!, lástima que no se pueda utilizar, porque me hace gracia a mí y a cuatro más. Eso no quiere decir que no me equivoque. A veces pienso que algo es un ‘pelotazo’ y hace gracia pero no tanta como pensaba, por lo que hay que cambiarlo, pero normalmente como los monólogos están trabajados suelen salir bien.

P.- En el humor se corre el riesgo de llegar a encasillarse, ¿teme que le pase?

R.- Encasillarse no es malo, lo malo es encasillarse y no triunfar. Ojalá sacara yo un ¡cómorrr! y tuviera que hacer tres películas en un año (risas). Lo que sí que es peligroso es limitarse a una zona geográfica. Conozco a humoristas buenísimos que no pueden salir de Huelva porque la gente no les entiende, no por el acento, si no por lo que dicen. Yo actúo tanto en Ceuta como en Murcia.

P.- Y en el día a día ¿Se considera divertido?

R.- Gracioso tienes que ser de toda la vida. Siempre eres el divertido del grupo, el que forma el cachondeo en las bodas... y cuando alguien te paga por hacer lo mismo en un sitio, ahí te conviertes en humorista.
 

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