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OPINIÓN - SÁBADO, 7 DE FEBRERO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

El fácil verbo de nuestros diputados

Por Jor D. Bys


De todos es sabido que hablar en público no es nada fácil. Cualquiera, por muy atrevido que sea, no sirve para el desarrollo de la vida política. Son los menos, escasos los elegidos que pueden presumir del don de la palabra. Requisitos indispensables como reflejos, velocidad de respuesta, vocalización, comprensibilidad del mensaje, espontaneidad… en definitiva, se debe perseguir la claridad y sencillez expresiva. Lo que podríamos descifrar como ingenio locuaz. En absoluto resulta cómodo tener que transmitir nuestras ideas a los de enfrente, aún peor cuando se es consciente de que eres centro de atención y que están con la antena puesta un alto número de pabellones auditivos.

Por estos días viene siendo actualidad el porte lingüístico de nuestra ministra de fomento, en la Corte del presidente Zapatero, Magdalena Álvarez. La que tiene “liá” esta aprendiz de Demóstenes, para sus partidarios, “Maleni”. Un encanto de criatura que habla como los ángeles y nos recuerda un caso similar que a diario frecuenta los pasillos del palacio ubicado en plaza de África. Por los mordiscos con los que castiga su dialecto, del constante atropello de las frases que intenta construir y para algunas el “chulesco” descaro que esgrime frente a los micrófonos, esta malagueña llegada a lo más alto, se ha ganado a pulso lo que le viene encima.

La realidad es que no hay por donde cogerla. La cuestionada trovadora alega en su excusa que se le multiplican, se empujan unas a otras, demasiadas ideas en su cerebro y claro… no acierta en sacarlas adelante medianamente entendibles. ¿La comprenderán en su casa?.

Qué duda cabe, escribir es otro asunto. No existe discusión alguna que acarrea sus escollos, hay que poseer arte para juntar letras pero, debemos que reconocer que la pluma se lleva con más calma, manejas tus pausas, controlas el tiempo, incluso, se te permite rectificar sin que mortal alguno te arroje el aliento en el cogote. Asimismo, tienes la ventaja de hallar un “negro” que fabrique el trabajo, por consiguiente en la absoluta oscuridad, y acción continuada, lo pase al firmante. Simples maniobras que se podrían dar sin que se disipara la autoría del jornalero.

Retomando el hilo de la retahíla que lucen nuestros regidores y ciñéndonos al ámbito de casa, la tónica general se podría determinar como un enorme bostezo. Congratulaciones a sus señorías, refuerzan lo correcto al imponer la larga distancia y hacer prevalecer el respeto mutuo. Amplia gama de elegantes modales. Aunque de vez en cuando no vendría mal para levantar el interés de la clientela, alguna que otra chispa o encendida posturita encontrada que se saldara con algo atípico a una ensalada de ósculos. Eso, que para enganches y echarse en cara el oportuno reproche no nos quedaría más remedio que remontar algunas fechas atrás, a tiempos en los que bajo la mesura del maestre de turno la cota se situaba a una considerable altura.

¿Volverán las inteligibles golondrinas?.
 

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