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					La Consejería de Deporte y Juventud ha adquirido ocho 
					desfibriladores portátiles de gran durabilidad y fácil 
					manejo, que se ubicarán en otras tantas instalaciones 
					deportivas de la Ciudad Autónoma. El objetivo es poder 
					responder con la mayor rapidez posible, a las paradas 
					cardiorrespiratorias que puedan darse en estas 
					instalaciones, ya sean tanto en jugadores como en 
					espectadores.  
					 
					Explicó el consejero de Deporte y Juventud, Francisco 
					Robles, que la compra de estos ocho 'resucitadores' 
					eléctricos externos, está justificada en el hecho de que en 
					nuestro país se producen más de 300.000 muertes al año y 
					130.000 se deben a paradas cardiorrespiratorias. El 80% de 
					estas muertes podrían evitarse si se actuase rápidamente con 
					un desfibrilador.  
					 
					La disponibilidad de este tipo de aparato en los campos de 
					juego o espacios deportivos se hace, a todas luces, 
					necesario. "En Melilla el 53% de la población practica 
					deporte y más de tres mil son usuarios de instalaciones 
					deportivas, por lo que puede darse este tipo de eventos 
					agudos", dijo. Por ese motivo se han adquirido en principio 
					ocho desfibriladores (1.200 euros por unidad), en los que se 
					han invertido 10.500 euros. Se han comprado a la empresa 
					Adiemed. "Considero que merece la pena la inversión y de 
					hecho otras áreas, como Bienestar Social, pretende adquirir 
					nuevos resucitadores", dijo.  
					 
					Apostilló el responsable de Deportes que cuando antes se 
					actúe sobre una persona infartada más aumentan sus 
					posibilidades de supervivencia. "Si la asistencia se da en 
					los primeros cinco minutos aumenta sus probabilidades, pero 
					después de los diez minutos, resulta casi imposible". 
					 
					Además de la compra de los aparatos, se han ofrecido charlas 
					informativas sobre su utilización a personal de 
					mantenimiento de instalaciones deportivas, federaciones, 
					Policía Local, Bomberos, etc. Juan Barrero, de la empresa 
					Adiemed, apuntó que no es complicado el manejo del 
					desfibrilador. "No hace falta ser un experto o un médico. 
					Cualquier persona puede utilizarlo", señaló. El aparato 
					lleva unos electrodos con dibujos que marcan que deben 
					colocarse en la parte superior del pecho. Después el propio 
					equipo analiza al paciente y detecta si hay una parada o no, 
					y determina si es necesario realizar una descarga. Las 
					instrucciones las da por un altavoz, y avisa, si va a 
					realizar una desfibrilación, que la gente se separe del 
					paciente.  
					 
					El desfibrilador no puede usarse en niños menores de 9 años, 
					ni que pesen menos de 25 kilos. La batería del 'resucitador' 
					es de tres años, por lo que se le presupone una autonomía 
					importante. Francisco Robles señaló que los ocho primeros 
					adquiridos irán destinados al Álvarez Claro, campo de 
					Cabrerizas, Tesorillo, Espiquera, Pabellón Ciudad de 
					Melilla, Lázaro Fernández, Fuerte de Rostrogordo y Piscina 
					Municipal. 
					 
					"Lo ideal es que estén en los banquillos, por si se produce 
					alguna situación. De nada serviría tenerlo bajo llave en el 
					vestuario, porque sería inoperativo", aseguró Robles.  
					 
					Tanto el consejero como Juan Barrero reconocieron que el 
					número de desfibriladores ha aumentado en nuestro país de 
					forma considerable en los últimos años, en especial tras la 
					muerte en pleno campo del jugador Antonio Puerta. 
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