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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 18 DE FEBRERO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

La acción tutorial
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Estaba considerada por la LOGSE, esa Ley que se nos impone por el PSOE a su llegada al Gobierno, como una de las acciones de más significado en el Proyecto de Reforma. “Los Profesores-maestros, especialmente los tutores, han de conocer las aptitudes, intereses y posibilidades de desarrollo de las capacidades de cada alumno, para orientar a los equipos educativos en los proyectos curriculares y las adaptaciones curriculares, así como para orientar a los alumnos en su proceso de aprendizaje. Otras funciones de la acción tutorial están dirigidas a las relaciones escolares con la familia y del alumno en el conjunto de la comunidad educativa, y también a la atención de los alumnos con necesidades educativas especiales. La acción tutorial se desarrolla en estrecha relación con los departamentos de orientación.

Leído con atención el contenido del texto, llevar a cabo la “acción tutorial” se presentaba como la panacea para evitar el fracaso escolar, ya que de lo que se trataba era mejorar el rendimiento escolar del alumno. Claro, que había que matizar el significado de expresiones novedosas para el profesorado: “Proyectos curriculares”, “alumnos con necesidades educativas especiales” “enseñanza comprensiva”, “nivel de concreción”… que en la propia Ley se desarrollaban.

En aquellos momentos de implantación de la de ley, los centros hicieron al pie de la letra, todo lo que se refería a la Reforma, dejando atrás todo el contenido de la ley anterior, que no era otra que la EGB, de grato recuerdo para todos aquellos que nos vimos comprometidos con su implantación y desarrollo. Siempre, movido por la nostalgia, en mi caso, de haber realizado buena parte de mi trabajo en la mencionada ley y, en especial, en los cursos de la segunda etapa, donde al finalizarla, era un momento obligado de decisión, tanto para el título de Graduado Escolar como el Certificado de Escolaridad, que posibilitaban para continuar, pero no obligar a un camino único, por lo que se imponía una reflexión con ayuda de los padres, tutores, especialistas, para llegar a una decisión personal y madura.

Para el Consejo Orientador la elección más indicada, según las características de cada alumno, se realizaba un seguimiento desde que el alumno accedía a la 2ª etapa, pero la mayor actividad tutorial se llevaba a cabo en el último curso, es decir, en el 8º Curso.

Para las aportaciones al Consejo Orientador, se elaboraba un cuadernillo donde se recogían: factores biológicos, la personalidad, las actitudes intelectuales y profesionales estudio de la formación cultural, la inteligencia, donde se aplicaba el test Factor “G” de Catell.

Conviene recordar que, al finalizar un alumno la EGB, podía incorporarse a un centro de Enseñanza Media, donde podía realizar el llamado Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), siempre que se obtuviera el Graduado Escolar, es decir, la llamada “vía académica”, aunque no obligatoriamente, ya que algunos, los menos, se incorporaban a la Formación Profesional, a la que también podían acceder aquellos que sólo obtuvieran el Certificado de Escolaridad para realizar FP1 y FP2, la primera con dos cursos y la segunda con tres.

Recuerdo el Consejo Escolar de un alumno de gran rendimiento escolar, donde, lógicamente le aconsejábamos la “vía académica” con la garantía de haber podido realizar un buen Bachillerato. Por falta de recursos económicos, tuvo que elegir la “via profesional”, donde, como no podía ser de otra forma, superó con brillantez su Formación Profesional.

En la elaboración del test de inteligencia, en nuestro caso, utilizábamos el “factor G de Catell” de alta fiabilidad. Teníamos por sistema enviar a los padres, en sobre cerrado, el C.I. obtenido por sus hijos. En algunos casos se acercaban al centro para recibir explicaciones por parte del tutor. En mi caso, en una ocasión, un padre me refirió que no estaba de acuerdo con el resultado obtenido por su hijo, ya que consideraba que su hijo tenía un C.I. más alto. Le mostré el instrumento utilizado y la fiabilidad que tenía, y se marchó todo disgustado, añadiendo que los test de inteligencia no sirven para nada.

Todo el seguimiento que se hacía al alumnado para llegar a la elaboración del Consejo Orientador, era labor de todo el equipo docente, en su actividad de acción tutorial, con realización de Técnicas Grupales de Orientación (Sociogramas); Test de inteligencia; charla-coloquio sobre profesiones más demandadas; reflexiones sobre el rendimiento escolar; cuestionarios de intereses profesionales; encuestas a padres…

En muchos casos se ha entendido la acción tutorial como una actividad, incompleta por supuesto, limitada solo a recibir a la familia para información sobre el comportamiento o rendimiento del alumno, que si no era asunto de urgencia los padres no aparecían, por lo que ni esta parcela se llevaba a cabo. No sé cómo será en la actualidad aunque presiento que nada ha cambiado, pero el 4º de la ESO, bien merecería una atención muy especial.
 

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