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economía - DOMINGO, 22 DE FEBRERO DE 2009


Danuta Hübner. archivo.

la revitalización del desarrollo económico y el empleo
 

La UE encarga a los Estados
ayudar a las regiones
oficialmente no ultraperiféricas

La Comisión y el Consejo de la Unión
Europea ya han rechazado peticiones similares a las que tiene previsto plantear Ceuta y Melilla a Bruselas para gozar de un régimen “similar” al de Canarias o Madeira

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los precedentes no alimentan la esperanza de que Ceuta (o Melilla) puedan gozar de un régimen de ayudas específicas similar al que sí tienen las regiones reconocidas oficialmente como ultraperiféricas (el mantenimiento y, sobre todo, el ordenamiento de las disposiciones fiscales y aduaneras particulares de las que se benefician las zonas así tipificadas: los departamentos franceses de Ultramar, las Azores, Madeira y las islas Canarias). Cuando un diputado del Grupo Popular Europeo planteó una consulta similar en relación con las Islas Baleares la respuesta de la Comisión y el Consejo fue que no.

Los consejeros de Economía y Hacienda de la Ciudad Autónoma, Guillermo Martínez y Francisco Márquez, anunciaron el pasado jueves en el Pleno que moverán los hilos oportunos ante la Administración General del Estado y las autoridades comunitarias al objeto de que Ceuta pueda gozar de algún tipo de régimen especial “similar” al de las regiones que la Unión Europea (UE) reconoce oficialmente como “ultraperiféricas”: Azores, Canarias, Guadalupe, Guayana, Madeira, Martinica, Reunión: seis zonas insulares y una aislada en el noroeste del continente sudamericano, a miles de kilómetros de Europa.

Las posibilidades de conseguirlo, a juzgar por los antecedentes y por la opinión que expresaron los propios Márquez y Martínez en el Salón de Plenos.

La reivindicación ceutí tiene un claro precedente en las dos preguntas que el miembro del Grupo Popular Europeo Antonio López-Istúriz planteó al Consejo y a la Comisión de la UE en abril de 2005.

En ambas el parlamentario español argumentaba que siendo “sabido” que los diversos accidentes geográficos “dificultan el desarrollo económico y social de algunas regiones de la Unión Europea” y a la vista de que hay regiones de la UE “que se ven afectadas por circunstancias geográficas en ocasiones limitativas” y “no gozan del reconocimiento de ventajas especiales” y se preguntaba si cualquiera de las dos instituciones había pensado “en adoptar algún tipo de medidas para compensar fiscal o económicamente la peculiaridad que afecta a las Islas Baleares y, en caso afirmativo, qué medidas concretas podría ofrecer”.

Para justificar su petición López-Istúriz subrayaba que la población del archipiélago balear, como Ceuta y Melilla, deben hacer frente a un “gasto adicional y periódico” con respecto a los ciudadanos continentales “para trasladarse a cualquier punto de la geografía española ya sea por motivos laborales, educativos o simplemente personales”.

En menos de tres semanas la comisaria europea de Política Regional, Danuta Hübner, respondió en nombre de la Comisión al diputado Popular que en el artículo 299 del Tratado de Amsterdam quedaron establecidas explícitamente las “desventajas específicas” que deben combinar los territorios europeos que aspiran a gozar del reconocimiento de ultraperiferia: lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y clima adversos y dependencia económica de un reducido número de productos.

Eso, destacó Hübner, “es precisamente lo que aporta a los departamentos franceses de ultramar, las Azores, Madeira y las islas Canarias su carácter cualitativamente diferente con respecto a las demás regiones con desventajas de la UE”.

Hasta un 5% más


Excluidas, por tanto, de ese grupo, la comisaria polaca planteó una alternativa a López-Istúriz para reclamar ayudas específicas: “En la propuesta de Reglamento del Consejo, de 14 de julio de 2004, por el que se establecen las disposiciones generales relativas al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), el Fondo Social Europeo (FSE) y el Fondo de Cohesión(1) se reconoce la especificidad de las zonas con desventajas naturales en el marco de los objetivos de la política de cohesión”, le recordó antes de dejar claro que debe ser “cada Estado miembro o región” la que decida si opta o no por “aumentar el porcentaje máximo de participación del FEDER en 5 puntos porcentuales en el objetivo ‘competitividad regional y empleo’ cuando la intervención principal sea a favor de las zonas con desventajas geográficas o naturales (entre ellas, los Estados miembros insulares beneficiarios del Fondo de Cohesión, y otras islas, excepto aquéllas en las que esté situada la capital de un Estado miembro o que mantengan una conexión fija con el continente)”.

A juicio de Hübner el FEDER es el instrumento adecuado para compensar a las regiones no reconocidas como ultraperiféricas porque en su Reglamento ya reconoce “la necesidad de que los programas cofinanciados tomen en cuenta las zonas con desventajas, principalmente mediante la focalización sobre las inversiones imprescindibles para el desarrollo de estas zonas” con medidas destinadas a “mejorar la accesibilidad, promover y desarrollar las actividades económicas relacionadas con el patrimonio cultural, promover el uso sostenible de los recursos naturales y estimular el sector turístico”.

En junio el Consejo Europeo dio por zanjada la cuestión indicando al diputado español que en cualquier caso “corresponde a la Comisión [que ya había rechazado la posibilidad solicitada], basándose en su derecho de iniciativa, presentar al Consejo a partir de las disposiciones correspondientes del Tratado medidas de todo tipo a fin de tomar en consideración el retraso de las islas menos favorecidas”.
 

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