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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE FEBRERO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Habús

Por Abdelmalik


El Ministerio del Habús y de Asuntos Musulmanes ejecuta las directivas en materia religiosa de SM el Rey, Mohamed VI, en virtud de su condición de Príncipe de los Creyentes, que desde que accedió al trono en 1999, ha abogado por la integración del ámbito religioso en la reforma global del espacio público e institucional marroquí. La gestión del ámbito religioso es similar en la actualidad al resto de instituciones del país que se modernizan, descentralizan y desconcentran.

Sin lugar a dudas, la gestión del ámbito religioso en Marruecos atraviesa un proceso de modernización y racionalización único en el mundo musulmán, readaptando el papel de las mezquitas a los cambios que vive la sociedad. Los datos al respecto son claros: más de 2000 mezquitas han sido equipadas con sistemas televisivos de predicación y formación a distancia que permite a las más aisladas tener acceso a la información y formación coherentes, de acuerdo con la tradición religiosa marroquí. Se ha invertido en nuevas tecnologías electrónicas de transmisión del conocimiento. Para eso se han creado Radio Mohamed VI para el Corán, un portal de Internet y una cadena de televisión, Assadisa (La sexta).

El discurso transmitido de estos medios de comunicación es un discurso de tolerancia, de respeto con los demás puntos de vista en el marco de la unidad de culto marroquí, basada en el rito maliki, así como que promueven la creatividad y los intercambios con otras culturas y sociedades. Estos y otros elementos hacen de Marruecos un modelo de gestión del culto musulmán.

Igualmente, cabe destacar la incorporación de la mujer a los altos cargos religiosos, a la cual se le garantiza el acceso a todas las funciones de transmisión del saber religioso, incluida la función de juez. No faltan ejemplos. Cada año se designa una mujer para presentar ante el Rey una charla religiosa durante el mes de Ramadán. Hay mujeres miembros del Consejo Superior de los Ulemas y de sus Consejos Regionales. También están presentes en puestos de responsabilidad del Ministerio.

El Islam que se quiere transmitir es un Islam de moderación, de respeto al prójimo y de templanza. La idea es hacer de la educación religiosa una herramienta esencial para restar fuerza a las expresiones xenófobas, a los estereotipos y a los prejuicios.

Una de las obligaciones que se encomienda el Ministerio consiste en dar respuesta a las demandas espirituales de los ciudadanos que desean vivir serenamente su espiritualidad y que buscan referentes anclados en la tradición maliki. De este modo, la gestión del ámbito religioso se convierte en servicio público, garantizado por el Estado y bajo la responsabilidad de SM el Rey, el único que une lo político y lo religioso, con el único fin de salvaguardar el carácter sagrado de la religión y no dejarla en manos de opiniones o grupos partidistas.

Tanto que el modelo de gestión puesto en marcha es pionero en el mundo musulmán, siendo de gran admiración por su enfoque y valentía.

Independientemente de que con estas actuaciones se pretende afianzar la participación del Estado en la práctica religiosa de sus ciudadanos, a la vez que se despoja de razones y oportunidad a la voz fundamentalista, el proceso puesto en marcha tiene como fondo sustancial el dar respuesta adecuada a un mundo más abierto, en el que cada vez se hacen más necesarias las relaciones recíprocas e influencias mutuas, es, en definitiva, una forma que no ignora las dudas planteadas sobre el lugar que debe ocupar la religión en el mundo moderno, ampliando la capacidad que permitirá realizar reflexiones mutuas más eficaces, evitando enfrentamientos entre civilizaciones y valores.

Teniendo como referencia los procesos puestos en marcha, convencidos de que el Islam a proyectar tiene sus bases en la tolerancia y máxima disposición hacia el prójimo, independientemente de su credo político y/o religioso, muchos Estados europeos y de otros continentes, reclaman de Marruecos ayuda para asistir espiritualmente a los musulmanes residentes en sus territorios. De este modo, existen marcos de cooperación para el envío de imames, salidos del nuevo proceso de preparación, siendo su número muy limitado en relación con la demanda, debido al alto grado de selección impuesto, incluidas sesiones de formación y sensibilización para aprender sobre las sociedades que visitan, siempre en función de su competencia y de su disponibilidad para participar en la integración de los musulmanes en esos países.

SM el Rey, en la última sesión ordinaria del Consejo Superior de Ulemas, celebrada en Tetuán, manifestó su firme voluntad de seguir adelante en la renovación y modernización del campo religioso del país, al objeto de “garantizar la seguridad espiritual de la nación”, anunciando una serie de medidas destinadas a consolidar los logros realizados en este ámbito.

“Siguiendo la vía que hemos trazado para la descentralización y desconcentración, hemos decidido que se reconsidere el mapa de repartición de los Consejos Locales de Ulemas, con el fin de realizar el objetivo sobre el que tanto insistimos, a saber, la necesidad de considerar las especificidades y tradiciones de los habitantes de cada región, compartiendo sus preocupaciones religiosas”, explicó el monarca.

También destacó que la reforma institucional puesta en marcha sólo podrá completarse con la activación del papel de las mezquitas que constituyen el “corazón palpitante de la esfera religiosa” y uno de los pilares principales en el cual se basa nuestro plan de ilustración religiosa.

En igual contexto, el monarca se refirió al extremismo religioso, “Hemos decidido poner en marcha un plan de acción pionero consistente en la Carta de los Ulemas, que constituye un programa modélico de movilización, sensibilización y concienciación, en el que su papel es la aclaración y dirección religiosas y dedicarse de lleno a la preparación de imames de las mezquitas, además de su presencia en los pueblos y ciudades para concienciar y orientar a la gente, combatiendo y refutando los extravíos extremistas.

El Ministerio del Habús y de Asuntos Musulmanes tiene la obligación de proveer a todo musulmán que lo solicite de los medios necesarios para que pueda vivir serenamente su fe, en preceptos anclados en una tradición de moderación, como es el caso de la escuela malikí

Esto no es nada nuevo: El Ministerio asiste espiritualmente a todos los musulmanes residentes en el extranjero que así lo solicitan, mediante convenios con los Gobiernos de sus países de residencia.

El avance de la familia fundamentalista conlleva el retroceso de aquellas contrarias a sus postulados, ya no solo musulmanas, de carácter normal y moderado, tal como la define el Ministerio de Asuntos Musulmanes, sino judías, hindúes y cristianas, siendo esta última la que más desgaste puede sufrir. Cuanto más aparecen en el panorama los primeros, más cohibidos los segundos, y así más fuertes los primeros, y más débiles los segundos y, siguiendo la progresión, los primeros obtendrán poder de influencia en detrimento de los segundos, que la perderán y, en consecuencia, podrían optar por dejar el lugar, dejando vacíos que, sin duda, ocuparán los primeros.

Bienvenido, pues, ese Islam tolerante que el Habus propugna, incluidos los sistemas televisivos de predicación en las mezquitas, haciendo partícipes a los musulmanes de Ceuta en el nuevo modelo de gestión de culto, así restando fuerzas a discursos y proyectos de indescifrable resultado, sin que exista necesidad de reacción o aparición de opiniones contrarias a las mismas.
 

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