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					El director provincial ya tiene un nuevo libro que sumar a 
					El Fuego, de Katherine Neville, y Alejandrías, de Luis 
					Antonio Villena, los volúmenes que según su interesante blog 
					‘...Es la Educación, estúpido!’ pueblan su mesita de noche. 
					Se trata de la tesis doctoral ‘El contacto de lenguas en 
					Ceuta: La convivencia español/árabe y sus repercusiones en 
					la Educación Obligatoria’, más de cuatrocientas páginas que 
					recogen el trabajo que sobre el tema ha desarrollado durante 
					los últimos años Verónica Rivera, asesora de ámbito 
					sociolingüístico del Centro de Profesores y Recursos y 
					profesora de Lengua en el IES Almina. Hoy, ya doctora. 
					 
					El volumen salió ayer de la Universidad de Sevilla con la 
					mejor matrícula posible: Sobresaliente Cum Laude por 
					unanimidad del tribunal encargado de revisar su 
					investigación, centrada en la enseñanza del español en una 
					comunidad bilingüe como Ceuta, que Rivera no duda en 
					calificar en su texto como “el mejor laboratorio social y 
					lingüístico que, según mi puento de vista, pueda tener un 
					filólogo”. 
					 
					Con su tesis la filóloga sevillana, que llegó hace ya más de 
					una década a Ceuta, contribuye a “la descripción de unos 
					fenómenos, fundamentalmente lingüísticos y educativos, que 
					son el reflejo de actitudes y comportamientos sociales, con 
					la esperanza de que en un futuro se desarrollen las líneas 
					de actuación e investigación propuestas”. 
					 
					¿Cuáles son? De su trabajo investigador, tanto en la 
					biblioteca como de campo, lo que multiplica el interés de la 
					tesis, Rivera concluye que “el tradicional modelo de 
					enseñanza basado en el camino ‘real y único’ ha fracasado”, 
					por lo que aboga por “el desarrollo de un nuevo modelo 
					educativo que ofrezca salidas reales a las particularidades 
					del alumnado ceutí, ya sean éstas de tipo lingüístico, 
					social o cognitivo”. 
					 
					Un fenómeno “multicausal” 
					 
					Para la filóloga es evidente que el fracaso escolar en 
					Ceuta, líder regional destacado a nivel nacional, “es un 
					fenómeno multicausal” y entiende que “entre los principales 
					motivos que lo provocan se encuentran el estatus 
					socioeconómico de la familia del alumno, su nivel cultural y 
					el uso de las lenguas”. “Así pues”, cree Rivera, “más que 
					destacar una variable o un motivo desencadenante del fracaso 
					escolar, yo haría hincapié en la importancia y la necesidad 
					de que exista una estrecha interacción entre los agentes 
					educativos”. 
					 
					“Si uno falla o no está suficientemente implicado en el 
					asunto, entonces el problema se agrava”, advierte. 
					 
					A tal efecto, y a la vista de que resulta probado que en los 
					colegios ceutíes “se habla cada vez con más frecuencia el 
					árabe, o bien se alternan dariya y español” y de que el 
					entorno del alumno posee una “escasa formación cultural” que 
					no facilita precisamente el desarrollo de “un código 
					elaborado en lengua española”, Rivera plantea la necesidad 
					de impulsar un catálogo de medidas “multifactoriales” para 
					atajar los índices de fracaso escolar. 
					 
					Sus indicaciones se dirigen tanto hacia las familias como 
					hacia la comunidad educativa y hacia la Administración. “La 
					realidad escolar ceutí se impone sobre los métodos de 
					enseñanza tradicionales y demanda una metodología didáctica 
					que favorezca la educación inclusiva y un currículum 
					integrado de lengua y contenidos de otras áreas”, apunta 
					antes de sugerir la utilización, “al menos en los primeros 
					niveles educativos”, de “métodos de enseñanza del español 
					como nueva lengua (ENL)” o la creación de la figura del 
					‘mediador lingüístico’. 
					 
					Aptitud y actitud 
					 
					Pero no sólo eso. “Conviene recordar”, advierte Rivera en 
					sus conclusiones generales, “que la familia educa, la 
					escuela forma y la sociedad modula. Los tres elementos deben 
					interrelacionarse y son importantes y necesarios para que el 
					protagonista de la educación logre el éxito escolar, que no 
					hace sino sentar las bases del éxito social y laboral”. 
					 
					“En muchas ocasiones el desinterés familiar o la falta de 
					recursos de la Administración ensombrece la labor del 
					maestro”, recuerda, por lo que defiende la necesidad de 
					crear Escuelas de Padres o Planes de Alfabetización Familiar 
					para los progenitores; de “adaptar” el currículum educativo 
					“a la realidad” del alumnado; de promover entre el 
					profesorado “conocimientos básicos de la Lengua Materna” de 
					sus estudiantes y de enerar un “verdadero cambio educativo” 
					que dé lugar a una enseñanza “realmente inclusiva” que 
					entienda la diversidad “como normalidad”, entre otras 
					propuestas. 
					 
					Aptitud y actitud. Su catálogo de propuestas, resultado de 
					años nadando, aboga por crear un hábitat en el que los 
					profesores sean aptos para ser como aquellos que, a base de 
					actitud, “salvaron” la vida del escritor francés Daniel 
					Pennac, que en Mal de Escuela, el libro por el que recibió 
					en 2007 el Premio Renaudot de literatura. 
					 
					“Los profesores que me salvaron no estaban formados para 
					hacerlo”, dice en un capítulo. “No se preocuparon de los 
					orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo 
					buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos 
					enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era 
					urgente. Se zambulleron. No lograron atraparme. Se 
					zambulleron de nuevo, día tras día, más y más... Y acabaron 
					sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, 
					nos repescaron. Les debemos la vida”. 
					 
					La Universidad de Sevilla avaló ayer con alabanzas (Cum 
					Laude) la receta de Rivera para rescatar a las generaciones 
					que, en un porcentaje superior al 50%, abandonan sus 
					estudios de forma prematura, “el inicio de un largo camino 
					por explorar, recorrer y enriquecer”, según sus propias 
					palabras. 
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