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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE MARZO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN


El ruido: un ruido para la salud
 

Por Ana Isabel Escobedo, Rosario Álvarez y Rafael Alarcón*


El ruido es una de las principales causas de preocupación entre la población, ya que incide en el nivel de calidad de vida y además puede provocar efectos nocivos sobre la salud, sobre el comportamiento y actividad de quien lo padece, provocando efectos psicológicos y sociales. El incremento de los niveles de ruido ha crecido de forma desproporcionada en las últimas décadas y sólo en España se calcula que al menos 9 millones de personas soportan niveles medios de 65 decibelios (db), siendo el segundo país, detrás de Japón, con mayor índice de población expuesta a altos niveles de contaminación acústica.

Según estudios de la Organización Mundial de la Salud, el ruido ambiental tiene efectos adversos sobre la salud de las personas, esta organización establece que el término salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. De esta definición podemos concluir que los efectos del ruido en hombres, mujeres y niños, están asociados no solamente a enfermedades auditivas, sino también con el deterioro en la calidad de vida de las personas, provocando deficiencias en la audición, trastornos del sueño y la conducta, merma el rendimiento y disfunciones fisiológicas o de salud mental, siendo estas algunas de las consecuencias de los altos niveles sonoros en la sociedad actual.

El efecto del ruido es similar al efecto del miedo y la tensión, provoca un aumento de las pulsaciones, modificación del ritmo respiratorio, tensión muscular, presión arterial, resistencia de la piel, agudeza de la visión y vasoconstricción periférica. Estos efectos no son permanentes, desaparecen al cesar el ruido, aunque pueden presentar estados de nerviosismo asociados. La pérdida de audición inducida por el ruido es irreversible por la incapacidad de regeneración de las células ciliares de la audición. La sordera podría aparecer en casos de soportar de forma continuada niveles superiores a90 dB; además, el ruido puede causar efectos sobre el sistema cardiovascular, con alteraciones del ritmo cardiaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo. Sobre las glándulas endocrinas, con alteraciones hipofisiarias y aumento de la secreción de adrenalina. En el aparato digestivo puede generar un incremento de la enfermedad gastroduodenal por dificultar el descanso. En general puede ser negativo para otras afecciones, por incremento inductor del estrés, aumento de alteraciones mentales, tendencia a actitudes agresivas, dificultades de observación, concentración, rendimiento y facilita los accidentes. El sueño, la atención y la percepción del lenguaje hablado son las actividades más perjudicadas. El sueño se altera a partir de 45 dB (fondo sonoro de una calle residencias sin tráfico rodado, de día). Y quien sufre alteraciones del sueño, puede padecer efectos como sensación de cansancio, el bajo rendimiento académico o profesional o los cambios de humor. De ahí la conveniencia de que durante las horas de descanso nocturno disfrutemos de ese silencio que evita las interrupciones del sueño.

En la actualidad, a consecuencia del exceso de contaminación acústica, existen innumerables quejas de los vecinos, inactividad de los ayuntamientos, desamparo administrativo, conflictos de orden público etc., siendo especialmente perturbadoras las actividades de ocio como disco pubs, terrazas, bares, restaurantes etc., donde los niveles sonoros sobrepasan los límites permitidos como norma general, haciendo insoportable la estancia y convivencia en los domicilios colindantes, debido al ruido continuo de la música, aparatos de aire acondicionado y las vibraciones que estos generan, desde que abren sus puertas a primera hora de la mañana, hasta que cierran por la noche o madrugada en algunos casos, siendo este sector el que se ha mostrado de unos años a esta parte como muy agresivo y perturbador por su enorme incidencia sobre los vecinos que tienen que soportar no sólo los efectos sobre la salud sino que, además, aunque en este caso no sea lo más importante, ven como su vivienda pierde gran parte de su valor ya que nadie está dispuesto a comprarla en esas condiciones del entorno.

No cabe la menor duda que el ruido produce graves daños en la salud física y psíquica de las personas, en sus relaciones familiares y vecinales, en el valor patrimonial de la vivienda afectada y en los derechos fundamentales de la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio.

Por ello, los municipios tienen que afrontar el problema de forma decidida y con medidas de gran calado ya que, con su insensibilidad están generando grandes problemas a la población afectada.

*AUTORES EN ESTE ORDEN:

1º.-Ana Isabel Escobedo Pajares (Auxiliar Administrativo) 45.095.048-Y

2º.-Rosario Álvarez Llanzón (Diplomada en Enfermería) 16.579.232-G

3º.-Rafael Alarcón Oliva (Licenciado en Psicopedagogía) 45.079.841-W
 

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