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economía - MARTES, 10 DE MARZO DE 2009


bar restaurante ‘Agu’. ligüeri.

hosteleria
 

Menús anticrisis desde 5 euros

Los bares y restaurantes de Ceuta se ajustan
el cinturón y no suben los precios de su carta en 2009, a pesar de que los alimentos han aumentado; un abanico de locales respeta aún este año los 8 euros
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Puede parecer paradójico, pero el número de clientes ha descendido en los últimos meses, tal y como aseguran la mayoría de los dueños de bares y restaurantes. A pesar del reclamo de precios, los trabajadores acuden cada vez menos a su comedor habitual. Ahora prefieren la fiambrera o el potaje casero a los primeros y segundos platos de su lugar de siempre; optan por comidas de épocas en las que el televisor se veía en blanco y negro; ahora sirven las cazuelas de legumbres y potajes mientras miran un televisor de plasma en la mayoría de los casos. La ola de la economía deja bonitas conchas durante meses en la orilla de las casas, pero arrastra la bonanza mar adentro y devuelve al trabajador a paisajes cotidianos.

Es cierto que Ceuta cuenta con un alto índice de funcionarios. Los guardia civiles y policías suelen hacer un alto en el camino para frecuentar lugares como la ‘Casa del Mar’, ‘Portuarios’ o, incluso, establecimientos de la carretera de servicios, como ‘Hermanos del caballo’ o ‘Juan y Rosi’ en los que los menús no superan los siete euros. A estos locales también acude personal de la Autoridad Portuaria y gente de la zona industrial cercana a Benítez o Cañonero Dato. “Hemos dejado de ver a 160 personas a diario para ver solo a 40”, comenta uno de los administradores de ‘Portuarios’. En la ‘Casa del Mar’ vuelven a ver la luz tras un febrerio más loco que de costumbre y donde el pico de comidas ha descendido con respecto al año pasado. El dueño de ‘Casa Adams’, en plena Gran Vía, también maneja estadísticas y las cuentas no le salen. “Los primeros meses de este año han sido peores que los de 2008. Tengo en mi casa las cuentas, pero cualquiera sube los precios”, dice. En estos momentos, superar la barrera de los 8 euros resulta impensable. “Ha subido el precio de los boquerones, un plato que suele ponerse como segundo siempre. El año pasado costaba el kilo 3 euros y ahora me cuesta 4, 5 y hasta 6 a veces. La leche, la verdura, los huevos, la carne, todo ha subido, pero yo mantengo los mismos precios, 8 euros, como el año pasado”, razona el propietario de Adams.

En ‘Hermanos del Caballo’ cambian el discurso y valoran subir de 7 a 8 ó 9 euros incluso. Radicalmente opuesto opinan en ‘Bar Agu’, un reducto en el que todavía se puede leer el número 5 cuando presentan los menús. Será curioso saber a cuánto pondrán la carta de precios en el futuro restaurante del Campus Universitario, un desahogo para estudiantes de enfermería que suelen tomar asiento en el Casino Militar, muy frecuentado por este gremio del Ejército. Todos los propietarios hablan de comidas caseras y de buen servicio y venden sus menús como los más baratos, pero desconocen el ‘Bar Agus’. La primera de sus afirmaciones es cierta, la comida está elaborada artesanalmente, aunque corre a riesgo de cada uno presentar cartas más variadas, donde siempre cuenta el espacio del local.

Comparando los precios de Ceuta con los de Madrid (los menús rondan los 10 euros) uno se puede dar con un canto en los dientes.
 


El perfil del cliente

Trabajador con uniforme de entre 20 y 40 años

Se trata de trabajadores, desde obreros de la construcción, hasta miembros de la Autoridad Portuaria, de la Policía Local, Nacional o Guardia Civil. Suelen ir en grupos de personas y ocupan mesas amplias; frecuentan los mismos locales y acuden con el uniforme. En la mayoría de las ocasiones regresan a sus puestos de trabajo nada más terminar de comer, por lo que prefieren cafés como postre. Uno de los empleados del restaurante ‘Portuarios’ asegura que en los últimos meses ha descendido su presencia: de 160 que habitualmente comían hace un año, ahora sólo acuden unos 40. “Algunos vienen de la Península y optan por la fiambrera los lunes y por el bocadillo, los viernes”, cuando vuelven a cruzar el Estrecho.
 

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