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sociedad - JUEVES, 12 DE MARZO DE 2009


Jorge Viñé. ligüeri.

´El entrenamiento silencioso’
 

Es de humano emprender
la carrera de los 100 km

“Se anda con los músculos, se corre con los pulmones, se galopa con el corazón, se resiste con el estómago y se llega a la meta con el cerebro”, dice el general Jorge Viñé, que hoy impartirá una conferencia en el Casino Militar
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Su paso por Ceuta fue fugaz, como el de un velocista. Vino en marzo de 2008 para marcharse a la reserva en octubre. En esta ciudad concluyó su periplo en la vida militar activa, siendo general de Brigada y segundo jefe de la Comandancia General. En él recayó el peso de la instrucción de las unidades.

El día en el que Jorge Viñé tomó el mando, Vidal de Loño, comandante general, le presentó ante los medios, autoridades y público asistente como un corajudo fondista subcampeón de la carrera militar de 100 kilómetros de distancia. Ahora vuelve a Ceuta, y esta tarde ofrecerá en el Casino Militar una conferencia que lleva por título, ‘El entrenamiento silencioso en los campeonatos del mundo de 100 kilómetros’. Su cometido será explicar al respetable los ejercicios que se cocinan en la antesala de una carrera que para la mayoría suena a épica: cómo conseguir mentalizar al cuerpo y al cerebro de que se va a cubrir un trayecto de 100 kilómetros en menos de nueve horas. Es decir, conseguir llegar de Cádiz a Tarifa en nueve horas, las mismas que usted pasaría en un autobús si quisiera ir de Cádiz a Alicante. “Se anda con los músculos, se corre con los pulmones, se galopa con el corazón, se resiste con el estómago y se llega a la meta con el corazón”, se dice siempre Viñé a sí mismo antes de calzarse las deportivas. Nueves horas de sudor en las que ni siquiera para uno para orinar. “Los líquidos se expulsan con el sudor”.

Corría el año 1983. Viñé era entonces capitán de la Escuela de Educación Física, en Toledo. Tenía 32 años. Le seleccionaron para el equipo nacional. Había que correr la prueba de Biel, región suiza donde se completa anualmente esta sacrificada competición. Al año siguiente, en el 84, con 33 años, consiguió la medalla de plata, con un registro de nueve horas y siete minutos. Esta prueba militar se realiza en patrulla, es decir, con un compañero. Fue la pareja suiza quien se impuso, con un tiempo que Viñé ya no alcanza a recordar. El general de brigada da las claves humanas de cómo abarcar un recorrido inhumano de 100 kilómetros. “Hay que tener un orden en la vida: estar bien alimentado, exigir los nutrientes adecuados, dormir ocho horas al día y tener cierta edad”, resume. “El fondista consigue sus mejores resultados a una edad más tardía que el velocista. La velocidad es una cualidad innata que se pierde con los años; sin embargo, la cualidad física aumenta con la edad. Las fibras rojas, las lentas, se mejoran mucho con el entrenamiento, por eso con una cierta edad se mejoran mucho las cargas o volúmenes de entrenamiento”. En el año 85 Viñé volvió a participar, por última vez, en la ultramaratón de 100 kilómetros. La temporada siguiente regresó, pero ya como entrenador y jefe del equipo. Una de sus recetas consiste en bajar el volumen de entrenamiento las semanas previas a una gran competición. “Nunca se llega a cubrir los 100 kilómetros. Sí que algunas semanas se cubren 60 ó 70 kilómetros, pero lo normal son enrtenamientos de entre 2 y 4 horas diarias, contando el calentamiento, la actividad y el masaje posterior”.

A pesar de sus nueve horas y siete minutos, hay gente que ha conseguido rebasar esta marca. El récord de una prueba militar individual (en la que se corre con ropa de instrucción) lo tiene el capitán Cólera, en 1991. El español hizo siete horas y 31 minutos. Más de una década después, el español Parejo sorprendió a todos con una marca inferor a las siete horas. Fue en 2005, y lo hizo corriendo con ropa deportiva. “Los españoles hemos tomado la hegemonía en esta ultramaratón”, confiesa Viñé, que en la tarde de hoy (20.00 horas) ofrecerá una conferencia en el Casino Militar en la que abundará en esta materia.

El general es ahora asesor del director general del Ceseden, Rafael Sánchez-Barriga, en Madrid. Viñé recuerda su ejercicio diario de mantenimiento en Ceuta, al que destinaba al menos una hora. Para hacer carreras en terreno llano, Benzú ida y vuelta; para ejercicios más voluminosos, el Monte Hacho o el pantano. Si quieren más trucos, cuaderno y boli esta tarde.
 

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