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OPINIÓN - MARTES, 17 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

El Coche Oficial
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

En estos tiempos en que tanta importancia se da a quienes regalan vehículos Jaguar (véase información del diario “El Mundo” que da cuenta del obsequio de Francisco Correa a Jesús Sepúlveda cuando éste era Senador de Grupo Popular por la provincia de Murcia) nos viene a la memoria las vicisitudes que tuvo que pasar el mítico Henry Ford I desde que iniciara en su mas tierna juventud la reparación de relojes, aprendiz de máquinas de vapor Westimghouse o su invención del cuadriciclo hacia 1896 hasta el logro de su famoso Ford T que revolucionó el mundo automovilístico.

Y restamos importancia a este hecho (al del obsequio a que hacemos mención) porque si comparamos el regalo de un automóvil, aunque sea de la marca Jaguar, con el que disfrutan nuestros políticos, nos quedaríamos, como dice un simpático humorista andaluz, pasmados. A pesar de ello podemos pasar desde el Audi de 480.000 euros del ex-presidente de Galicia Pérez Touriño a los cientos de millones de euros del valor de los vehículos que tienen a su disposición los distintos políticos y altos cargos de las Autonomías de España, haciéndose casi imposible de calcular a cuanto asciende, en euros, el parque automovilístico nacional en el mercado del ramo. Pongamos de ejemplo, ya que ha salido al caso, la Autonomía de la Xunta de Galicia y así vemos que, aparte del presidente y los dos vicepresidentes, la Asamblea Gallega cuenta actualmente, disponiendo de coche oficial, con trece Consejerías, otras trece, como mínimo, Viceconsejerías, unas cuarenta Direcciones Generales, otras tantas Subdirecciones, dentro de cada Consejería un considerable número de entes públicos, Fundaciones, Consejos, Autoridades Portuarias, la “tira” de Comisiones, no conocemos cuantas direcciones provinciales, jefes de gabinete, jefes de prensa, entes de radiotelevisión… Y todo ello multiplicado por 15 organismos autonómicos y dos ciudades autónomas que, dicho sea de paso, todos disponen de referido coche oficial. Verbigracia: el censo del Parque Nacional Automovilístico dispone del triple de vehículos que el de Italia, a pesar de ser éste un país que nos supera en casi veinte millones de habitantes. (No hablamos, porque no corresponde hoy, del gasto que supone el mantenimiento, personal y carburante necesario para el normal funcionamiento de este parque móvil).

Con referencia a esto de los vehículos se nos vienen a la memoria los tiempos del anterior régimen cuando en el Ayuntamiento o en la Delegación del Gobierno se daban de baja ya por demasiado obsoletos o inservibles los automóviles de las máximas autoridades de la Ciudad, y así pudimos comprobar como un Mercedes de la Delegación desechado del PMM, después de veinte años de uso, fue vendido en subasta pública con ¡13.000 kms.!..

Visto todo lo que se ve, no podemos por menos que quedarnos perplejos ante la importancia que se ha dado a un vehículo, por muy Jaguar que sea, obsequio de Francisco Correa a José Sepúlveda. Es como si comparáramos una gota de agua con la inmensidad de los océanos y mares, cuando ahora, con tal de disponer de coche oficial, cualquier cargo público no tiene que hacerse aconsejar por nuestro campeonísimo de la especialidad del motor Fernando Alonso ni siquiera hacer caso de aquella máxima de Henry Ford que decía: “puedes elegir el color del vehículo que quieras siempre que se negro”.
 

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