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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

De Sánchez a Orúe
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

He repetido hasta la saciedad que cuando escribo de fútbol en este espacio se me quejan muchos lectores. Y como tampoco le hace ni pizca de gracia al editor, y esas son ya palabras mayores, procuro por todos los medios opinar de higos a brevas del deporte rey. Y si acaso sucede algo destacado.

Destacada ha sido, sin duda, la destitución de Benigno Sánchez: entrenador que fue en su día hasta distinguido con la medalla de oro de la Ciudad. De los técnicos de la Asociación Deportiva Ceuta no he sido yo muy dado a hablar. A no ser que algún técnico, incitado por algún que otro directivo, se haya metido en asuntos que no eran de su incumbencia.

Sánchez, con su acento cantarín, se presentó un día ante la prensa, tras varios derrotas, para comunicarle a los aficionados que se había pelado al cero porque reconocía que no estaba trabajando tan duramente como le correspondía. Y se quedó tan pancho. Y, claro, a mí además de darme un ataque de risa me dio también por dedicarle una columna.

Con el paso de tiempo comprendí que Sánchez era incorregible. Que parecía más que entrenador de fútbol un actor secundario que buscaba engatusar a los aficionados a troche y moche. Sus gestos, sus ademanes, su falsa modestia, tan bien puesta en escena, tenían como punto culminante ese pasear por la calle como si fuera un sonámbulo vestido con un chándal que más bien parecía un pijama comprado en una rebaja. En suma: el entrenador, como el torero o el artista, además de serlo debe parecerlo.

En lo tocante a la capacidad táctica, técnica y estratégica de Sánchez, amén de otros conocimientos exigibles a los entrenadores, no diré ni pío. Porque no sé cómo trabaja. Aunque es cierto que no se ha distinguido, al menos en muchos de los partidos que yo le he visto jugar al equipo cual visitante, por tener las ideas claras en el banquillo y aplicarlas con la celeridad requerida en cada momento.

Incluso me atreveré a decir que su manera de moverse en la zona dedicada a los entrenadores, me invitaba a pensar que casi nunca sabía cómo enmendar yerros propios o aprovecharse de los errores contrarios. Con lo cual poca, o ninguna ayuda, podía ofrecer a sus futbolistas en los momentos cruciales del juego. De modo que cuando menos se esperaba le han dado la boleta.

A Sánchez le ha sustituido Carlos Orúe. Sí, hombre, el entrenador que dijo que había que contratar los servicios de un ayudante para evitarle a él lo mucho que se aburría en esta ciudad. Vino a decir el jerezano, más o menos, que en cuanto terminaba de entrenar a la plantilla le entraban unos abrideros de boca insoportables y que entonces se acordaba mucho de lo bien que podría estar dándose barzones por la calle Larga de su pueblo. Y que para remediarlo era conveniente que se fichara a un técnico paisano suyo, para distraerse ambos viendo vídeos a todas horas. Me imagino que serían de fútbol.

Ahora, sin embargo, he podido leer unas declaraciones de Orúe en las que destaca que Ceuta es su debilidad. Mira por dónde el técnico jerezano ha recuperado el buen gusto. Lo cual es de agradecer. Esperemos, pues, que las tres cosas que sabe este entrenador las explique bien y ello haga posible que podamos celebrar nueve victorias seguidas. Es lo menos que debe conseguir.
 

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