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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE MARZO DE 2009

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 16


Juan José Coronado sabe que lo aprecio. Y que aprovecho cualquier ocasión para hacerle el artículo que merece como periodista. Y él me corresponde siempre con ese buen talante con que se maneja diariamente. Ayer me llamó por teléfono a prima mañana para decirme que me había leído ya el artículo titulado ‘Necrologías’ y que necesitaba decirme que, aunque es corresponsal de ‘El Diario El Mundo’, desde su periódico no suelen pedirle opinión para elegir a las personas más influyentes de Ceuta. Le dije que si estaba molesto por nominarle en mi columna, y me contestó que no. Y a partir de ahí charlamos unos minutos con tranquilidad. Y pude enterarme de que las personas consultadas para elegir a los señores más influyentes de esta tierra pertenecen a la Cadena SER, a la Agencia efe, y a otros medios locales. Eso sí, jamás se le ha consultado al director de ‘El Pueblo de Ceuta’: tal vez porque este periódico a medida que va creciendo sigue despertando envidias cuyas toxinas terminarán por envenenar a quienes padecen semejante sentimiento de tristeza. Así que para ese padecimiento no nos queda más remedio que recetar lo de costumbre: Ajo y agua.

MARTES. 17

La noticia del día es que han destituido a Benigno Sánchez: entrenador de la Asociación Deportiva Ceuta. Dicen los directivos que el despido se ha producido porque el equipo lleva una racha en la cual no consigue ganar. El mismo problema de siempre. En realidad, el presupuesto del equipo es de los que obligan a los profesionales a estar entre los cuatro primeros. Y los ceutíes no han gozado de esa clasificación en todo el año. La plantilla es amplia y está compuesta por jugadores de valía. Al menos es la impresión que yo he sacado durante las veces que he visto jugar al equipo. En lo tocante al entrenador, debo decir que ha estado sobrado de gestos superfluos y le he faltado decisión para manejar los partidos cuando el equipo se ha adelantado en el marcador. Pues una cosa es hacer la alineación y otra saber desenvolverse en el banquillo, para ayudar a los futbolistas en los momentos cruciales. Todo hace creer que el nuevo entrenador será Carlos Orúe. El jerezano que dijo que necesitaba un segundo entrenador porque se aburría mucho en Ceuta. Quedan nueve partidos y todavía hay posibilidades de éxitos. En fin, un gasto más que sumarle a un derroche de dinero.

MIÉRCOLES. 18


Llevo ya varios años observando a Habab Alí, jefe de comedor del Hotel Tryp. Y hace tiempo que llegué a la conclusión de que es un profesional extraordinario. Un gran tipo. Una persona que disfruta desempeñando su trabajo y a quien sus compañeros distinguen a cada paso con los mejores elogios. Alí es de los que saben aunar voluntades a fin de que el trabajo además de realizarse bien se haga a ser posible con la mejor de las sonrisas. Educado, amable, y atento a todos los detalles, está siempre presto a hacerle la vida agradable a los clientes. Ayer, precisamente, estaba yo en una reunión en la barra de la cafetería, y todos los componentes de ella coincidimos en que Alí es maître de los pies a la cabeza. Por algo será.

JUEVES. 19


El martes pasado, por medio del teléfono, hablé con Francisco Márquez, consejero de Hacienda, con el fin de ir preparando una entrevista para la revista Siglo XXI. Y los dos decidimos vernos hoy en La Pérgola. Dado que a ambos nos gusta comer en ese restaurante. Pero contra todo pronóstico el tiempo jugaba en contra de la reconocida puntualidad que distingue al consejero. Y llegó un momento en el cual comencé a pensar mal de alguien que tiene bien ganada fama de cuidar mucho los detalles. Aunque pronto deseché esa idea por entender que podría estar enfermo. Y acerté, desgraciadamente. Pues FM no acudió a la cita porque se encuentra bajo tratamiento médico y sin salir de su domicilio. Así que aprovecho la ocasión para desearle una mejoría rápida, y de paso decirle que yo compartí mesa y mantel con Miguel Ángel Vallejo y Concha, su mujer. Y además de comer muy bien, me lo pasé bomba. Lo dicho, consejero, a mejorarse pues.

VIERNES. 20


Cuando dije que me aburría teniendo que escribir de Juan Luis Aróstegui, fechas atrás, no pensaba yo ni por asomo que éste pudiera darme tantos motivos para obligarme a pasar por ese castigo de referirme a él, no una vez a la semana sino dos o tres veces. Es como si el secretario general de CCOO disfrutara provocándome con el único fin de que yo, aunque sea entre bostezos, decida responder a los rebuznos de un hombre que se las da de ascético, que es ambicioso, que ahora va presumiendo de piadoso, y que, tomado por el rencor permanente, se muestra cada día más desvergonzado haciendo declaraciones. Otra vez ha vuelto a meterse con los medios de comunicación. No escarmienta. Y, claro, no tengo más remedio que ponerle a caldo. Ha dicho que las televisiones y los dos periódicos de la ciudad están controlados por el Gobierno presidido por Vivas. Pues bien, a ver cuándo ese control férreo que existe, según él, le impide ser la persona que más facilidad tiene para aprovecharse de las ventajas que ofrecen los referidos medios. En los que cuando no está escribiendo está hablando o haciéndose el artículo o insultando a todas las autoridades que no sigan las normas que él quiere imponer en esta ciudad. Demostrado está que el muchacho de CCOO tiene una jeta que se la pisa.

SÁBADO. 21


Muchas han sido las veces que he dicho lo bien que me cae Alejandro Sevilla. Hoy le he visto venir a cierta distancia, acompañado por un amigo, y no me he movido del sitio en que estaba para poder saludarles. Sevilla, una vez más, me ha embarcado en su muleta de la amabilidad y me ha tenido entregado a su causa hasta que nos hemos despedido. El amigo que iba con Alejandro, que ahora no caigo cómo se llama, dijo conocerme desde hace ya muchos años. Y debe ser así, puesto que refirió pasajes de mi vida que eran ciertos. En fin, que decidí invitarles; pero ambos me dijeron que debido a algunos alifafes no podían aceptar mi invitación. Aunque todavía tuvo tiempo Alejandro para decirme cosas muy agradables y que le agradezco muchísimo. Las cuales me obligan a seguir empeñado en que no tenga él que cambiar de opinión. Gracias, amigo...
 

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