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OPINIÓN - DOMINGO, 22 DE MARZO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

El trastorno obsesivo compulsivo

Por Ana Isabel Escobedo, Rosario Álvarez, Rafael Alarcón*


Todos tenemos algunas cosas que nos preocupan más que otras y mucha gente tiene ciertos rituales o rutinas que sigue diariamente. Las personas con rutinas fijas, pueden comer e irse a dormir todos los días exactamente a la misma hora. Mientras estos patrones de comportamiento satisfagan las necesidades de los individuos que los realizan, sin perturbarles la vida, son considerados simplemente como rasgos del temperamento o formas de ser, pero en algunas personas, las preocupaciones y rituales se salen de control; sus vidas comienzan a verse dominadas por pensamientos y comportamientos repetidos, y aunque admitan que carecen de sentido, les es imposible detenerlos. Cuando tales comportamientos comienzan a interferir en las actividades cotidianas de una persona, se considera que la misma padece una seria, pero tratable, enfermedad llamada Trastorno Obsesivo-Compulsivo, o TOC.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad en el que las personas que lo padecen tienen pensamientos, temores o preocupaciones irracionales que tratan de superar mediante una actividad ritual. En este sentido, las obsesiones, serían las imágenes o los pensamientos perturbadores y frecuentes que causan emociones angustiales, tales como ansiedad o disgusto, y las compulsiones, serían, los rituales repetidos que se llevan a cabo para evitarlos en respuesta a una obsesión.

El TOC afecta a uno de cada 40 adultos y a uno de cada 200 niños, lo que equivale a aproximadamente 5 millones de personas en nuestro país, afectando a varones y mujeres por igual y por lo general, comienza entre los 7 y los 25 años. Curiosamente, los síntomas en la infancia suelen ser muy similares a los de la adultez.

Aún se desconoce la causa del trastorno obsesivo compulsivo, no obstante, las investigaciones indican que es un trastorno neurológico. Las evidencias sugieren que las personas con este trastorno tienen una deficiencia de un neurotransmisor químico que se encuentra en el cerebro llamado serotonina. El TOC suele ser una característica familiar, lo que sugiere la presencia de un componente genético. Sin embargo, también puede desarrollarse sin antecedentes familiares del trastorno. Estudios recientes sugieren que las infecciones por estreptococos pueden provocar la aparición del TOC o, en ciertos casos, agravarlo.

A continuación enumeramos algunos de los síntomas más comunes del trastorno obsesivo compulsivo, sin olvidar que cada persona puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir entre otros, preocupación exagerada por la suciedad, los gérmenes o la contaminación, dudas reiteradas (por ejemplo, si la puerta está cerrada o no), pensamientos persistentes acerca de la violencia, las heridas, matar a alguien o herirse a sí mismo, períodos excesivos de tiempo tocando cosas, contando, pensando en números y secuencias, preocupación por el orden, la simetría o la exactitud

Las conductas compulsivas (los rituales repetitivos que se utilizan para reducir la ansiedad causada por las obsesiones) pueden volverse excesivos, molestos y pueden demandar mucho tiempo e incluso interferir con las actividades diarias y las relaciones interpersonales. Entre algunos ejemplos de conducta compulsiva se pueden incluir, lavarse repetidamente las manos (a menudo 100 veces al día o más), controlar y volver a controlar en repetidas oportunidades (por ejemplo, asegurarse de que la puerta esté cerrada con llave), establecer reglas de orden rígidas (por ejemplo, ponerse la ropa en el mismo orden todos los días, guardar las pertenencias en la habitación en un orden muy especial y molestarse si este orden se altera), acumular objetos, contar y volver a contar excesivamente, agrupar o secuenciar objetos, repetir palabras dichas por uno mismo (palilalia) o por otros (ecolalia); formular las mismas preguntas una y otra vez.

Si bien el TOC no tiene cura actualmente, la modalidad que ha demostrado más eficacia consiste en la combinación de una terapia cognitivo-conductual (TCC) con un tratamiento farmacológico. La regla de oro en el tratamiento del TOC es la técnica dentro de la TCC conocida como “prevención de exposición y reacción” (ERP, por sus siglas en inglés). La ERP se basa en que los miedos finalmente disminuyen si se los enfrenta una y otra vez. Imaginemos que saltamos a una piscina que está fría. Primero, sentiremos la temperatura extrema, pero cuanto más nos quedemos en el agua, más pronto nos adaptaremos. Lo mismo ocurre con la ansiedad. Si uno da lugar a la ansiedad sin tratar de combatirla (compulsiones), uno se terminará adaptando. Sin embargo, es un proceso gradual que debe realizarse con profesionales capacitados.

*AUTORES:

1º.-Ana Isabel Escobedo Pajares (Auxiliar Administrativo)

2º.-Rosario Álvarez Llanzón (Diplomada en Enfermería)

3º.-Rafael Alarcón Oliva (Licenciado en Psicopedagogía)
 

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