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ACTUALIDAD - LUNES, 23 DE MARZO DE 2009


policia dirigiendo el trafico. archivo.

ANÁLISIS
 

El Gobierno mira con cautela la penetración del movimiento
chiita en la ciudad autónoma

La presencia en Ceuta de dos conferenciantes
del PJD marroquí, ahora muy marcado por el régimen de Mohamed VI, dispara las alarmas ante la influencia de Teherán
 

CEUTA
Antonio Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

España, con una población musulmana residente superior al millón de personas, su cercanía al mundo árabe y ancestral ambición para el Islam por significar la deseada Al Andalus, se está conviertiendo en el escenario de una soterrada lucha, no cruenta pero sí de influencia donde los movimientos suní y chií empiezan a establecer sus posiciones para controlar a una población musulmana capaz de, con la paciencia del tiempo, ‘islamizar’ un territorio en el que los actores prevalentes Marruecos e Irán juegan, con la permisividad laicista occidental del Gobierno, a copar y fidelizar al musulmán español. Y Ceuta es la primera ‘batalla’.

El Gobierno español asiste, de momento, como observador aunque con cautelas a los movimientos de influencia islámica que se percibe en Ceuta, tradicionalmente seguidora -hablamos de la población musulmana- de la escuela suní-malekí cuyo comendador de los creyentes viene personificado en el maxímo representante del trono alauí. Paralelamente, en la última década, se ha venido estableciendo en Ceuta una derivada del movimiento suní, el wahabismo, que es la religión oficial de Arabia Saudí y que hasta la fecha significaba la presencia de dos modelos regidos por la misma columna del Islam [la Suní] pero con intereses enfrentados por la influencia religiosa marroquí que lidera el movimiento malekí.

Pero en Ceuta, manifiesta probeta social, las ramificaciones rigoristas del Islam también han dado paso a cierta presencia del salafismo [una rama del Islam que nace en Egipto y que trata de modernizar el actual Islam manejado por la tradición posterior a Mahoma] que busca seguir la doctrina original, muy tradicionalista en lo que la modernidad occidental se considera destructor de lo islámico. La ‘Operación Duna’ con once detenidos, capitaneada por el juez Garzón, da fe de la presencia del salafismo en Ceuta Un salafismo que recreció y se fundamentalizó entre la insurgencia iraquí para cobrar nueva intensidad.

Con todo este maremagnun de tendencias religiosas, los servicios de Inteligencia español y marroquí [en Ceuta la inteligencia del país vecino opera y está muy activa; pasa lo mismo a la inversa] han detectado la presencia de lo que, para no profundizar en exceso, podríamos denominar ‘pro iraníes’ o seguidores de la rama chií del Islam cuyo valedor principal se centra en el régimen de Teherán. Irán, en su especial cruzada contra occidente y contra la versión suní del Islam a la que están enfrentados desde la batalla de Siffin (661 DC) en la que Ali, primo y yerno de Mahoma quien además de padre de sus nietos reclamó los derechos de sucesión del profeta y se proclamó califa. El sangriento final derivó en los dos grupos más importantes dentro del Islam: el Suní que consideran que la sucesión de Mahoma corresponde a un miembro de su tribu, y el Chií que consideran que los califas posteriores que sucedieron a Alí, el yerno de Mahoma, son usurpadores.

Ceuta, tablero de operaciones

Con estas premisas, el escenario de Ceuta supone un tablero de especial importancia para los intereses de la región. Marruecos con intereses políticos anexionistas, sumados a los de control religioso para evitar la puesta en duda de la magnificencia espiritual del monarca; los saudíes, fundamentalmente por interés entre lo comercial y espiritual de control en un país, España, al que consideran un segundo hogar; y, ahora, los iraníes empeñados en fustigar núcleos concretos donde establecer sus ramificaciones expansionistas de un régimen llegado tras derrocar al Sha, donde el Ayatolah Jomeini lideró el impulso chiita en la región, ahora mantenido por la supremacía del líder espiritual Alí Jamenei [comandante en jefe de las fuerzas armadas, máximo exponente de las operaciones de Inteligencia y de seguridad]. Bajo su mando el presidente Mahmud Ahmadineyad dirige el país que se rige por la Sharia (ley islámica).

PJD en Ceuta

Ley Sharia es la que siempre planeó el Partido Justicia y Desarrollo en Marruecos (PJD). Para situarlos, desde sus filas islamistas pidieron, como protesta contra la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, que se boicotearan los productos españoles en el vecino país y se calificó de “provocación” la presencia de Don Juan Carlos y Doña sofía en nuestra ciudad. Miembros de este partido afirmaron que con el viaje, el Rey se mandaba un “mensaje negativo al mundo árabe”. Curiosamente, con motivo de la conmemoración del profesta, y revestido de una ‘oficial’ catedrática conferencia, dos profesores Abouzaid Al Moukri y El Amin Boukbza disertarán sobre convivencia. Estos dos personajes marroquíes son miembros del PJD, cuya formación se atrevió a enviar a tres representantes a visitar Irán, justamente en mitad de una sinigual crisis diplomática entre Marruecos y el gobierno de Teherán. El país de Mohamed VI criticó las acciones de las autoridades iraníes que afectan a los fundamentos religiosos de su reino y al rito suní “que unifica a los marroquíes” y acusó a los diplomáticos iraníes en Marruecos de interferencia en los asuntos internos del país.

Y es que, como en Ceuta y por extensión España, hace meses que estalló una polémica en el mundo islámico por la política iraní, calificada de ‘agresiva’, de extender el rito chií en los países árabes de mayoría suní, incluido Marruecos. En los últimos años, la penetración del chiísmo en la sociedad marroquí ha despertado la preocupación de las autoridades marroquíes. La lucha contra esta expansión en Marruecos se centró en líderes de dos organizaciones islamistas: ‘Al Badil Al Hadari’ (alternativa de civilización) y ‘Al Haraka Al Umma’ (movimiento para la nación islámica). Dichos líderes fueron detenidos en el marco del desmantelamiento de la red de Abdelkader Belliraj, acusado junto con otras 35 personas de preparar atentados terroristas en Marruecos. Los líderes de estas organizaciones, Mustafa Mutasim y Mohamed Maruani, acusados de servir como rama política de la red Belliraj, eran miembros de una organización clandestina, de tendencia chií, llamada ‘Yund Alá’ (soldados de dios). Marruecos ha intervenido directamente para intentar moderar un partido político que se le estaba radicalizando ‘en exceso’. Los contrarios a esta intervención se estarían acercando a la formación islamista Justicia y Caridad del Jeque Yassin, contraria a la monarquía marroquí, muy representado en el norte de Marruecos con algún ramal detectado en Ceuta.

Alertados

Y aquí, en Ceuta, el CNI y los servicios de Información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se encuentran alertados de la presencia, cada vez más notoria de quienes abrazan el chiísmo. El conocimiento sobre el terreno y la detección de varios procesos de radicalización en ciertos personajes atribuirían la presencia de dos miembros del PJD en la Ciudad Autónoma (a la que consideran ciudades ocupadas) para las conferencias en conmemoración del ‘Maulid’. Además, uno de ellos, el profesor El Amin Boukhoubza, sería curiosamente el fundador de la Asociación de Amistad Marruecos-Irán, lo que configuraría un cócktel que analiza con cautelas el Centro Nacional de Inteligencia que, pese a lo que se diga, no unifica informaciones con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en detrimento de una mayor cooperación.
 


Se seguirá muy de cerca las conferencias sobre el Maulid

El jefe religioso de la zona norte de Marruecos (Tetuán-Tánger) ha mostrado su preocupación por la presencia de los dos invitados de la Comunidad Islámica Iman Málik. De hecho, impide que los dos profesores, miembros del PJD, ofrezcan ningún tipo de discurso en las mezquitas de Ceuta este sábado día 28. De hecho, con este mandato los desautoriza a hablar en los centros religiosos de Ceuta del nacimiento del profeta pese a que Mohamed El Amin Bouhoubza es iman. El PJD ha destacado en los últimos meses por su radicalización y sus cercanías, según mantiene el régimen de Mohamed VI, a Teherán con su modelo de islamismo gubernamental basado en la Ley Sharia. La presencia de estos dos políticos, profesores y ‘pensadores’ molesta en Marruecos y alerta en España ante la sospecha de que en Ceuta se escenifica una lucha de poder entre lo suní malekí, suní wahabí y, ahora, lo chií.
 

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