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OPINIÓN - MARTES, 24 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Decía el inimitable e inigualable humorista, Miguel Gila, en una de sus magistrales intervenciones, en las que hablaba de las bromas que hacían en su pueblo, que si no le gustaban las bromas que se marchasen del pueblo.

En este pueblo nuestro, cachondo mental donde los haya, hay quienes se cabrean en cuanto se escribe de broma algún artículo y aparece relacionado con el mismo. No tiene sentido del humor o si lo tienen, cosa que es dudosa, sólo se ríen cuando las bromas se las gastan a otros. A todos ellos, se les podía aplicar la frase del genial humorista, Miguel Gila: “Si no le gustan las bromas que se vayan del pueblo”.

Dicen las grandes eminencias de la medicina que reírse es lo más sano para el corazón. Con esa receta dada por los genios de la medicina, que duda cabe que hay que reírse hasta de uno mismo. Cosa que, mirando por mí corazón, tomo cada día la porción necesaria para mantener, en perfecta forma, eso que pesa aproximadamente medio kilo, que está casi en el centro del pecho, aunque algo ladeado a la izquierda. Aunque, a decir verdad, la porción que más me tomo es la reírme de mi mismo. Oiga, no es por nada, pero da unos resultados excelentes.

No hay nada, para la conservación de la vida y mantenerse en forma, que una buena receta de humor. Reír además de ser un consejo de los sabios médicos, es lo más recomendable para tener una salud sana. Ya lo dijo aquel y si no lo dijo aquel lo digo yo, que viene a ser lo mismo “Reír sano en corpore sano, mente sana”. ¡Peazo de frase acabo de inventarme!.

Lo siento muchísimo por el personal que se cabrea cuando recibe una broma y no sabe aceptarla como tal. Pierde, con ese cabreo, la oportunidad de darle a su cuerpo una alegría y una receta infalible para mantener en perfecto estado el corazón. ¡Que grande es el humor!.

Decía la sabia de mí abuela “que todos aquellos que carecían del sentido del humor iban, todos los días, por la calle con la cara avinagrada despidiendo gentes, dando la sensación de que estaban oliendo a cagajones”

Acordándome de la frase de mí viejita querida, veo gente por las calles que le dan toda la razón a ella. Son todos esos que parecen que están toda su vida amargados y que no han tenido ni tan siquiera una mala sonrisa a lo largo de su vida. Tiene que ser una carga enorme el vivir, toda una vida, amargado creciendo del más mínimo sentido del humor. ¿Merece la pena vivir de esa manera, todo el día oliendo a cagajones?. Porque si como dijo aquel, que la cara es el espejo del alma. Vaya alma más aburrida.

Y mira que la televisión realizó una campaña, diciendo el slogan “Vaya con otra cara por la vida”. Pues nada, para esta gente carente del sentido del humor, el asunto del slogan, no le afecto lo más mínimo. Siguen con esa cara avinagrada, despidiendo gente a su paso.

Sigo manteniendo la frase del genial, Miguel Gila, el que no sepa aguantar una broma que se vaya del pueblo a la que, por supuesto añadiría, si te enfadas por una broma, “ajo y agua”.
 

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