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OPINIÓN - MARTES, 24 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

¡Salvad al lince!. Y yo ¿qué?
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Por parte de la Iglesia se ha organizado una campaña contra el aborto y a favor de la vida en la que se expresa que la “La vida humana no debe ser menos protegida que otros bienes”. Es, principalmente, según hemos podido leer y ver en todos los medios de comunicación, el mensaje que el secretario de la conferencia episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, ha presentado en rueda de prensa y que la conferencia ya ha puesto en marcha de cara a la celebración, el próximo día 25 de marzo, de la “Jornada por la Vida”, campaña, por otro lado, apoyada por el manifiesto “en defensa de la vida humana” presentado por un millar de científicos e intelectuales contra el proyecto del gobierno socialista de legalizar la interrupción voluntaria del embarazo dentro de un plazo determinado.

Y compara, en su mural gráfico, la indefensión en que se encuentra un pequeño bebé comparándolo con la atención que se le presta al lince ibérico, como sabemos animal de costumbres solitarias y nocturnas, carnívoro por excelencia y de reducido número que habita en la Península Ibérica, principalmente en la región andaluza, al que se le dedican toda clase de atenciones y cuidados para procurar su conservación, destinando para ello numerosos fondos económicos, instalaciones y personal especializado, todo lo que nos parece muy bien como muy bien, también nos parece, aquello que vaya dirigido a la conservación de las especies, ya sean animales o plantas.

Como consideramos que la vida es la vida desde el mismo momento de su concepción y que nuestra sociedad sociológicamente es mayoritariamente católica, nos parece inoportuno que se entable ahora un debate, que solo admiten aquellos que no tienen el don de la fe, para tratar de convencernos que una chica de 16 años está perfectamente preparada para discernir y resolver sobre la interrupción de su embarazo o, como dice Martínez Camino, nos autoriza a “denunciar la permisividad moral y social respecto de la eliminación del no nacido”, apoyada en una ley que no tiene en cuenta la Declaración Universal de Derechos Humanos que establece “la facultad de las personas a nacer, independientemente de la edad, sexo, salud, raza y nacionalidad” y que por el colectivo de intelectuales y científicos se considera el proyecto de Ley, en su citado manifiesto contrario con la legalización del aborto, como un “acto simple y cruel de interrupción de la vida humana”.

La campaña iniciada por al Iglesia, poniendo de ejemplo la atención prestada al lince con la próxima publicación de la nueva Ley del Aborto que quiere promulgar el gobierno socialista, caso de aprobarse en el Congreso de los Diputados, nos induce a pregúntanos qué culpa tendrá el niño engendrado para que se perpetre contra él un acto cruel de interrupción de la vida humana así como, si de tener entendimiento, este niño no apoyaría, como lo hacemos nosotros, el lema ¿Y yo?. ¡Protege mi vida! que se ve en el cartel de la nueva campaña de comunicación que hemos comentado puesta en marcha por la Conferencia Episcopal en la que se aprecia la imagen de un bebé junto a la de un lince con el sello de “lince protegido”.
 

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