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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE MARZO DE 2009

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

La importancia de los galgos
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Algo mejor del gripazo. Acompaño a mi hijo al colegio y de paso me informo sobre la próxima excursión del chaval a Colonias. Pasará dos días entre jirafas y elefantes pero no en la selva africana hollada hace poco por don Benedicto, sino en las cercanías del Montseny, aquí en Catalunya.

Según me informan, en la colonia hay galgos en venta o regalo. Les doy las gracias y aviso a la directora y a la maestra del colegio en que no me verán más si lo comenta a mi hijo pequeño. Conociéndole como le conozco es capaz de pasarse las horas pidiéndome un galgo.

Los galgos son esos perros extraflacos, feísimos en cuanto a estética de animales de compañía, en mi gusto personal, llamados en realidad lebreles y cuya constitución física los hace perfectos para las carreras. Suelen utilizarse también para la caza mayor en jaurías y para la caza del conejo y la liebre.

Obviamente, yo nunca solicitaría un galgo como animal de compañía. Ni ningún otro perro. Los únicos animales que tolero ahora en mi casa son los peces en su pecera, y eso que fue una insistencia de mi hijo.

He tenido, siempre, como animal doméstico varios perros de raza pastor alemán con pedigrí. Creo que tuve cinco a lo largo de mi vida. Todos ellos murieron. El último animal que toleré fue un gato persa de abundante pelaje de color naranja claro y ojos azules que fascinaban. Acabé regalándolo a mi cuñado, el valenciano, porque mi hijo acabaría en el hospital con el cuerpo lleno de arañazos. Jugaban, los dos, en plan bruto. Mi hijo con un año y el gato con dos no paraban de estar unidos a todas horas. Mi hijo le retorcía el cuerpo hasta dejarlo en posturas inverosímiles y el gato le agarraba el suyo con las uñas bien extendidas. Además mordía. Jugando, claro. Luego se dormían juntos como benditos.

Escribo de perros, galgos principalmente, porque me hace mucha gracia, casi hasta partirme de risa, la declaración de una baronesa de que nuestro país en un país retrasado ¿mental? en el trato a los animales.

Esta señora promueve campañas increíblemente vacuas simplemente para que la prensa no deje de sacarla en portadas.

Esa señora se emociona visiblemente cuando se habla sobre galgos asesinados y es capaz de manifestar que las personas relacionadas con ello “son bestias sin vergüenza que hacen esas atrocidades y deben sufrir la misma moneda de cambio que sufren los galgos porque la vida no sólo está en los humanos, sino en las plantas y los animales”, ¡¡toma ya!!

Con ese poder, supuesto, económico que tiene, esa señora muy bien podría emplear su capacidad para hacer publicidad sobre las atrocidades de las guerras sobre la raza humana en miniatura, los niños, y la hambruna que mata también y la crisis que los ricos como ella promueven entre los trabajadores. En vez de desperdiciar su tiempo y dinero en unos animales que son utilizados como los cerdos, conejos, gallinas, etc. Criarlos, matarlos y comerlos. Se los comen, a los galgos, los animales de los zoos ¿no?

Tenemos sociedades protectoras de animales y plantas que velan (?) por ellos y ellas, así que la participación de la baronesa es más personalmente mediática que otra cosa. Tan personal es su participación que intenta liarnos con su declaración en que otros países son bastante diferentes al nuestro, como EE.UU y Suiza por ejemplo, sin aclarar que en los EE.UU los perros son utilizados frecuentemente en apuestas caninas de sangrientas peleas y normalmente es un plato de primera en los restaurantes chinos… ¿esa es la diferencia? De Suiza no escribo ni digo nada, aunque en mis frecuentes visitas al país de la banca nunca he visto a un perro por la calle. Deberían estar prisioneros.

Esta señora, cuando vivía con uno de los tarzanes cinematográficos en un ático de Barcelona, nunca sentía nada por nada ni por nadie que no fuera ella misma. ¿Tanto ha cambiado?, no lo creo. La puesta en escena es lo suyo… ¿verdad, ex miss España?
 

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