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					Javi Ruibal, el hijo del conocido cantautor gaditano, ofrece 
					esta noche en la Sala Café Club su propia propuesta musical, 
					dentro del grupo Glazz, que “no tiene nada que ver con lo 
					que hace mi padre”, advierte, aunque sí se reconoce 
					influenciado por su manera de tocar, “porque he aprendido 
					con él”; pero lejos de la canción de autor, lo de este trío 
					se puede calificar como jazz-rock. 
					Glazz llevará a cabo, a partir de la una de la madrugada en 
					la Sala, la puesta en escena del primer disco, autoeditado, 
					de la banda, titulado Let’s glazz, el cual, según señala 
					Javi Ruibal –batería y percusionista del trío–, “ha tenido 
					muy buena acogida entre el mundo musical”, si bien advierte 
					que “no es nada comercial, ni lo pretende ser”. 
					 
					De hecho, Ruibal, el guitarrista José Recacha y el bajista 
					Dani Escortell, testaron el disco “con gente a la que 
					respetamos y a la que nos preocupamos de mandárselo”, caso 
					del batería Peter Erskine, “una leyenda de jazz” o al 
					pianista de jazz Iñaqui Salvador o a Martirio. “Unas cien 
					personas”, añade el hijo de Javier Ruibal, que se desmarca 
					de su progenitor: “Lo que hacemos es totalmente diferente a 
					lo que hace mi padre. Es un experimento por la edad y el 
					momento que vivimos”. 
					 
					“Nadie puede decir: Mira, ya está el hijo haciendo lo mismo 
					que el padre”, bromea el batería y percusionista de Glazz, 
					grupo que cree tiene una base de rock sinfónico, “pero muy 
					libre, porque los tres músicos traemos caminos diferentes”. 
					 
					Así, Javi indica que el aporta la música del mundo y el 
					flamenco; el guitarrista José, el rock sinfónico; y el 
					bajista Dani, el funk. “Lo podríamos calificar como 
					jazz-rock”, concluye. 
					 
					Asimismo, entre sus influencias, el batería de Glazz apunta 
					a King Crimson y Eric Clapton por parte del guitarrista; la 
					Dave Mathews Band, por el bajista; y Screaming Headless 
					Torsos, por su parte. 
					 
					No obstante, Ruibal adelanta que el concierto no tendrá 
					versiones, “todo temas propios”. “Estuvimos hace poco en el 
					Festival de La Habana y nos felicitaron por no hacer 
					versiones, porque parece que la gente está cansada de oír 
					viejas canciones arregladas de una u otra forma”. 
					 
					Una banda sin reparos para vestir el compás de las bulerías 
					con la fuerza del rock o el desenfado del funk y con la 
					elegancia del jazz en composiciones que evocan a los 
					grandes.  
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