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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 8 DE ABRIL DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Escane y Orúe: almas en pena
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De lo que más se habla en la ciudad es de la Semana Santa y de los problemas de la Asociación Deportiva Ceuta. Así que voy a referirme al primer equipo local, aprovechando que las circunstancias me lo permiten. Y con el único objetivo de que los directivos y técnicos sepan que, ante situaciones complicadas, es necesario no decir muchas majaderías. Para no envenenar aún más el ambiente.

Los entrenadores, cuando están en el paro, bien por decisión propia o porque no hayan tenido ofrecimientos o los que tuvieron no fueron los más adecuados para sus intereses, suelen ver muchos partidos de fútbol. Y, sobre todo, suelen ver jugar a los equipos que ellos creen que podrían requerir sus servicios en un momento determinado de la temporada.

Por lo tanto, sería absurdo pensar en que Carlos Orúe no haya visto ningún partido de la Asociación Deportiva, durante el tiempo en que ha estado sin entrenar. Me imagino que habrán sido varios. A los que habrá que sumarles la cantidad de vídeos que obrarán en su poder -ver vídeos es su pasión-, y habrá tenido la oportunidad de analizar minuciosamente todo lo concerniente al conjunto que entrenaba Benigno Sánchez.

Tampoco, dado sus muchos años como entrenador en esta categoría, al jerezano puede negársele el enorme conocimiento que tiene de casi todos los jugadores del grupo IV y, por supuesto, de los componentes de la plantilla de la Asociación Deportiva Ceuta. Por causas obvias.

Y, ahondando en el asunto, no sería descabellado creer que sus buenas relaciones con algunos directivos y ex jugadores metidos a técnicos, le hubieran permitido tener cada dos por tres una información exhaustiva de cómo iban funcionando las cosas en un club cuyo presupuesto es de los que obligan a estar metido entre los cuatro primeros de la clasificación o pugnando con aspiraciones de conseguirlo hasta el último suspiro.

Pero hay más... Cuando un entrenador es llamado para sustituir a otro compañero, lo normal es que sea porque las aspiraciones del club no se están cumpliendo. Ya porque no se está luchando por el ascenso, o por la clasificación que otorga esa posibilidad; ya porque el equipo se halle situado en la zona de descenso. Más difícil es que la sustitución se produzca porque el carácter del técnico destituido no sea del agrado de los directivos. Aunque suele ocurrir.

Los entrenadores que llegan para apagar el fuego del descontento general que reina en un club, por lo antedicho, han de acudir a la cita con más moral que la que se le sigue atribuyendo al Alcoyano. Y esa moral es la que hace posible que los jugadores reaccionen en un santiamén y haya dado vida al tópico: a entrenador nuevo, victoria segura. Lo cual, desgraciadamente, no se ha producido aquí.

Y me gustaría saber, al margen de todo lo reseñado, es si Orúe, cuando fue llamado por los directivos, no tuvo ese arranque que suelen tener los entrenadores ante tareas de tal índole: “Seguro que con esta plantilla ocuparemos el lugar que nos corresponde. O bien estaremos muy cerca de ese logro”. Pues los directivos y los aficionados también están necesitados de palabras alentadoras. Por todo ello, las declaraciones de Felipe Escane y de Orúe parecen que están hechas para tontos. Y no es eso. Y no es eso...
 

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