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OPINIÓN - VIERNES, 10 DE ABRIL DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Total que me prometo escribir sobre la Semana Santa y, de momento poco he escrito sobre ella. Vamos he escrito menos sobre ella que sobre la crisis de Gobierno, que hay para contar lo suyo. Pues, sigo en mis trece, me voy a contar cosas de la Semana Santa y del recogimiento que se debe llevar en estas fechas.

Todas las Semanas Santas lo primero que hago, nada más levantarme, es mirar al cielo, pidiéndole que no vaya a llover, para no deslucir los desfiles procesionales, con el trabajo que encierra, durante todo un años, la preparación de los pasos para sus desfiles procesionales. De momento la cosa esa de la lluvia parece que se está portando bien, sin derramar una gota sobre nuestra tierra.

La Semana Santa, desde mí época de juventud hasta ahora, ha ido cambiando tanto que, en ocasiones, no acierto a comprender mucho de esos cambios efectuados, sobre todo en el recorrido de algunas cofradías.

Que conste, en acta, que no es ninguna critica a nada ni a nadie, ya que el que la lleva la entiende es, simple y llanamente, el choque que me produce, estos tiempos con aquellos otros en que uno era joven y el centro neurálgico de todas las procesiones era la calle Real donde, por cierto, desde la Tertulia Flamenca de Ceuta, donde se daban cita los mejores cantaores de saetas, se les cantaba a todos y cada uno de los pasos, y un poco más abajo, a la altura de la desaparecida tienda de Tele frente a la también desaparecida “La Campana”, mi amigo Manolo,”El Niño del Sarchal”, con su voz única elevaba al cielo su saeta, convirtiéndola en una de las mejores oraciones cantadas, que se podían escuchar.

Hoy día, en la Tertulia Flamenca, ya no se dan cita los mejores cantaores de saetas, porque el recorrido actual, la llamada carrera oficial, se celebra en la Gran Vía y, por tanto, no tiene razón de ser, esa reunión de saeteros en la calle Real.

Y no quiero volverme tiempo mas atrás, porque me tendría que trasladar al bar que estaba situado, donde después se puso la tienda de Blasco, cuya esquina era parada obligatoria de todos los pasos, para escuchar a todos los saeteros, desde “El Niño del cante Escuchao”, pasando por los hermanos “Bomba”, “EL Billardero”, hasta llegar al maestro Rafael Borrego.

En aquella esquina de parada obligatoria, nos dábamos cita el todo Ceuta, para ver los desfiles procesionales y escuchar aquellas oraciones elevadas la cielo, en las mejores gargantas de aquellos grandes saeteros de nuestra tierra.

Para todos aquellos que tuvimos la suerte de poder estar presentes en aquellas inigualables Semanas Santas ceutí, no es de dudar que la echemos de menos. Se tiene que comprender, que eran otros tiempos, donde la Semana Santa se vivía de otra forma muy diferente a la actualidad. Era, sin lugar a dudas, más Semana Santa y muchas menos vacaciones. Porque, hoy día, nadie se llame a engaños, la época en la que vivimos, la Semana Santa se ha convertido, no en un acto religioso, sino en unas minis vacaciones, donde nuestra tierra, a igual que otras muchas ciudades españolas, se queda vacía. Con lo bien que está uno en su casa, que es donde mejor se está, disfrutando la Semana Santa. ¿O no?
 

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