PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 17 DE ABRIL DE 2009

 

OPINIÓN / EL RINCON DEL GAURI

España-Marruecos: los hermanos enemigos
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Me permito hoy, con la cortesía de “L’ Observateur”, adaptar el sugerente titular de portada de un numero de este semanario casablanqués, tras el que los periodistas A. Charaï, H. Arif y M. Semlali firman un equilibrado reportaje, sin concesiones a la galería, sobre las largas, complejas y “tumultuosas” (sic) relaciones hispano-marroquíes, de estimulante lectura. Mi apreciado amigo Larbi Messari, ex ministro de Comunicación y el profesor de la Universidad Autónoma, Bernabé López, ponen el contrapunto en sendas entrevistas que comparto en sus líneas generales.

Para Messari, ambos países vecinos se encuentran en una “lógica de interdependencia”, advirtiendo que “Marruecos es un tema electoral muy importante en España”; ¿la eventualidad de un enfrentamiento armado?. Messari destaca la regularidad de maniobras militares conjuntas lo que, a su juicio, evidencia que “los dos ejércitos piensan en un enemigo común”. Bernabé López por su parte quita hierro a la demonización de Aznar (bajo su primer mandato, 1996-2000, hubo “excelentes relaciones económicas y también políticas”), rechazando también establecer una correlación directa entre la calidad de las relaciones y la asunción en La Moncloa de un gobierno socialista o de derecha. ¿Enemigos?. López reconoce que “los marroquíes son uno de los colectivos menos valorados por la opinión española”, obviamente los contenciosos territoriales y los conflictos históricos siguen jugando su papel pero, no obstante, “La gran mayoría de los españoles (82%) considera que es importante o muy importante tener buenas relaciones con Marruecos”. Finalmente lanza una interesante reflexión sobre la estabilización y el consenso a propósito de las ciudades de Ceuta y Melilla (que en todo el reportaje son tratadas con normalidad por los colegas marroquíes, sin adjetivos insultantes al uso), estableciendo ciertos paralelismos operativos con la situación de Gibraltar (que ya había intentado ligar Hassán II), aunque legalidad internacional en mano la situación no sea equivalente: Gibraltar (igual que el Sáhara Occidental, mal que le pese a Rabat) está sujeto a un proceso de descolonización, Ceuta y Melilla -hoy por hoy- no. En cuanto a la incomprensión mutua, los autores ponen el dedo en la llaga al recoger, por boca de un actual ministro del Gobierno de Abbas El Fassi, que en Marruecos sigue sin comprenderse el funcionamiento de España, “nada que ver con Francia. Es otra tradición política y la sociedad civil española es muy autónoma”. Algo evidente e importante, que ha levantado no pocas ampollas: léase el simbólico referéndum filopolisario orquestado hace años por la Junta de Andalucía, o las veleidades en política exterior de algunas tontunas y ambiciosas Autonomías.

Pienso sinceramente que uno de los primeros pasos para intentar, en nuestras relaciones bilaterales, aliviar el peso de la historia y los estereotipos es suavizar el lenguaje periodístico, presentando al “otro” sin intenciones añadidas equilibrando el mensaje sin que ello signifique renunciar -todo lo contrario- a poner las cartas encima de la mesa. ¿Los escollos?. Quizá el principal radique en corrientes subterráneas que intenten manejar los desencuentros en su propio provecho: Marruecos “vende” electoralmente en España, pero al revés también. Y, en ocasiones, España puede servir de chivo expiatorio para camuflar conflictos internos o desembarazarse de opiniones críticas en el Rif. Como ocurrió no hace tanto en Nador…
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto