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cultura - LUNES, 4 DE MAYO DE 2009


julio a secas. c.m.

humorista
 

«El cómico es un crítico que
tiene derecho a decirlo
todo en el escenario»

El humorista y “show-man”, como se
definió el mallorquín Julio a Secas,
clausuró con risas y carcajadas el Día de la Madre en la Sala Café Club
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

De las verbenas a los grandes escenarios, de los monólogos al show-man, de espectador a protagonista. Así se presentó el humorista mallorquín Julio a Secas, clausurando con risas y carcajadas, el Día de la Madre en la Sala Café Club. Julio ve en la improvisación, la gestualidad y el surrealismo, las claves de su éxito aunque considera que los tiempos cambian al igual que la sensibilidad del auditorio. Por ello piensa que “el cómico es un crítico que tiene derecho a decirlo todo en el escenario” pero siempre con cuidado “y un poco de ojo” dependiendo del público al que se dirija.

Bajo farolillos y ambiente de fiesta, y con sólo 17 años, Julio se convirtió en el presentador de las verbenas de las diversas barriadas de Mallorca. El micrófono y la puesta en escena comenzaron a estimularlo, y sintiéndose cómodo entre las risas del público, decidió enfrentarse a su destino y luchar por un sueño. Un sueño, que a día de hoy, lo ha convertido en un profesional del humor, y él mismo se describe como ‘show-man’.

P.- Desde su llegada al Club de la Comedia, ¿tenía claro qué tipo de humorista quería llegar a ser?

R.- Con el paso del tiempo, y después de moverme por diferentes ramas, desde animador hasta monologuista, me ha salido la parte de cómico show-man. Mis espectáculos arrancan con un monólogo, al que le siguen los chistes y cierro la sesión con un personaje, desde Camarón hasta Michael Jackson, pasando por un aparcacoches.

P.- ¿Qué ingredientes caracterizan su repertorio de cara al público?

R.- Mi humor no es para todos los públicos; a veces tengo que censurar pero sé que tengo que encajar para llegar al mayor número de público. Tengo un humor picante, rápido, atrevido, descarado y sencillo aunque a veces, un poco surrealista. Ahora he aprendido a no utilizar palabras malas para llegar a la carcajada.

P.- Los repertorios y comedias representan la vida real desde otra óptica, ¿evolucionan de forma paralela?

R.- Ahora la cosa está delicada, por ejemplo, vengo a Ceuta y no sé si será prudente hacer un chiste de marroquíes, o en Andalucía, de gitanitos, y en Cataluña, aludir a tacaños. Un cómico creo que es el crítico que tiene derecho a decirlo todo en el escenario pero siempre con ojo. Hay que saber reirse de todo y esto es lo que proclamamos los humoristas, o por lo menos, yo.

P.- ¿En qué escenarios se siente más cómodo o cuales le gustan más?

R.- Me gustan los escenarios profesionales, elevados a un metro y medio, con su cortina, su buena iluminación, su sonido, y cuanto más cerca de la gente, mejor. No es lo mismo actuar encima de unas cajas y rodeado de ruido.

P.- Conforme va avanzando, ¿qué necesita en sus parodias?

R.- A día de hoy debo cambiar porque llevo cuatro años con los mismos cinco monólogos. Llega un momento que, si no lo disfrutas, tienes que parar porque te lo pide el cuerpo.

P.- ¿Dónde encuentra la clave de su repertorio para despertar la carcajada?

R.- En mi improvisación, mi surrealismo y la forma en la que cuento las cosas, simplemente eso.
 

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