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sociedad - VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009


fernando de rosa. reduan.

Vicepresidente del CGPJ
 

«La revolución de la Justicia sería el abandono del papel y utilizar los medios de comunicación»

El vicepresidente del Consejo General del
Poder Judicial explica los objetivos
del Plan de Modernización y
asegura que “si conseguimos que el ciudadano entienda que los jueces están a su servicio, habremos avanzado”
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nuevas tecnologías, acercamiento al ciudadano y establecer alianzas estratégicas con los medios de comunicación serán los objetivos del nuevo Plan de Modernización creado por el Consejo General del Poder Judicial y del que habló, orgulloso, su vicepresidente, Fernando de Rosa. El jurista destacó que la auténtica reforma y “revolución de la Justicia” radica en el abandono del formato papel y utilizar el periodismo como fórmula de conexión con los españoles “para cambiar la percepción que tiene el ciudadano del Poder Judicial”. En cuanto a la labor de los periodistas, De Rosa consideró necesaria la instauración de gabinetes de comunicación como fuente principal para los profesionales de la comunicación.

Pregunta.- El 12 de noviembre del año pasado, el Consejo General del Poder Judicial aprobó el nuevo Plan de Modernización de la Justicia, ¿cuáles van a ser los protocolos de actuación para su puesta en marcha?

Respuesta.- Hemos empezado a trabajar con las asociaciones judiciales para explicarles este plan, nos hemos reunido esta semana con el director y secretario general de Modernación del Ministerio de Justicia y lo más seguro es que a finales de mayo tengamos la reunión entre Comunidades Autónomas, Ministerio de Justicia y el Consejo para ponerlo en marcha. Esperamos que los primeros frutos se produzcan después de verano, que serán tecnológicos con la apuesta por la intercomunicación entre todos los órganos judiciales. En segundo lugar, el plan de transparencia, en el que los medios de comunicación tienen mucha importancia, es decir, transmitir al ciudadano el concepto de servicio público. Y en tercer lugar, las reformas procesales, los instrumentos que tienen los jueces para poder administrar justicia es el trípode de esta nueva estructura que queremos que tenga la justicia.

P.- Al concluir este plan, ¿cómo quedaría plasmado el panorama de la Justicia?

R.- Creo que la idea fundamental que tiene que pivotar es que el ciudadano ha de sentir que la Justicia es un servicio de calidad, público. Tenemos que hacer una verdadera revolución de la justicia pero no sólo desde el punto de vista de medios materiales y personales, sino del sentimiento y la sensación que tiene el ciudadano de este servicio público. Vencer ese lenguaje críptico y conseguir uno comprensible, que el ciudadano entienda que los jueces y magistrados están a su servicio. Si conseguimos ese cambio de mentalidad, ese cambio social, habremos avanzado. No debemos hablar de un Palacio de Justicia, sino de ciudades de la Justicia en la que el ciudadano libre, con derechos y libertades, sea la figura esencial de esa Administración.

P.- ¿Podría ser la terminología jurídica esa barrera que impide el acceso del ciudadano a la Justicia como otro servicio público?

R.- Bueno, hay que tener en cuenta que el lenguaje jurídico no se puede evitar pero se puede explicar. Por ello, los medios de comunicación deben ser aliados de la Administración de Justicia. El Código Penal establece que se deben utilizar términos jurídicos pero, luego, se deben explicar porque a veces los ciudadanos necesitan traducción incluso para una sentencia. La Justicia debe hacerse una autocrítica para que el ciudadano empiece a confiar y para eso tenemos que cambiar formas, métodos y sistemas.

P.- En este sentido, ¿qué papel deberían cumplir los medios de comunicación?

R.- Los medios deben tener una alianza estratégica con el Poder Judicial y los gabinetes de comunicación, una relación directa con los propios medios de comunicación. El periodista que quiere informar, va a informar; más vale que sea información absolutamente limpia, directamente de los Tribunales Superiores. Es como un muro entre la Justicia y el ciudadano, y el periodista lo va a saltar. Si lo hace se puede desprender una información viciada, no real. Así que es mejor una puerta abierta, que la constituyen los gabinetes de comunicación, para que el profesional pueda acudir a esta fuente, si las leyes no lo prohiben en el caso del sumario o la investigación. La unión de intereses mejorará la imagen de la Justicia.

P.- Sin embargo, la relación entre Comunicación y Justicia siempre ha sido fría hasta hace muy poco, con muchas limitaciones a la hora de informar...

R.- Por eso son buenos los debates como el de hoy, en el que los periodistas pueden exponer sus inconvenientes y nosotros, desde la autocrítica, conseguir que los medios de comunicación tengan esas fuentes y que el ciudadano este informado debidamente. Para ello habría que reflexionar sobre el secreto de sumario, siendo conveniente una nueva regulación de las leyes procesales y otras cuestiones.

P.- Reflexionar sobre el secreto de sumario nos podría llevar a la creación de juicios paralelos por la abundancia de información...

R.- Juicios paralelos están ocurriendo en la actualidad, con o sin el secreto. Por desgracia, uno de los males que existen en la Justicia, son los juicios paralelos por eso debemos evitarlos porque al final, la justicia llega pero al tardar, la imagen de algún ciudadano puede quedar absolutamente dañada siendo luego absuelto. Y hay que evitarlo. En su momento, el secreto de sumario sirvió para evitar los juicios paralelos y estamos viendo que no se evita. Debemos prevenir el que la información que llegue al ciudadano esté viciada o herida sino que sea efectiva. La solución no es fácil pero hay que entrar en el debate honestamente y buscar alternativas.

P.- Al hablar de juicios paralelos y casos concretos como el de Marta del Castillo, ¿sería posible en España la implantación de la cadena perpetua?

R.- Pienso que no, que habría que reformar la Constitución para poder implantarla. El debate, desde mi punto de vista personal, no está en la cadena perpetua sino en el efectivo cumplimiento de las penas porque la misma Constitución habla de la necesidad de dar una oportunidad, y rehabilitar a los ciudadanos que han sido condenados. Si hay que compaginar el derecho a la segunda oportunidad y el derecho de la víctima del delito, el punto de encuentro sería el cumplimiento íntegro de las penas con el límite establecido legalmente.

P.- La Justicia es mucho más que los tribunales y el ámbito Penal, y todos somos usuarios de ella...

R.- La Justicia es algo más pero muchas veces se circunscribe a lo que más crea polémica y morbo. Todos nacemos y nos escribimos en el Registro Civil, nos casamos, nos morimos; siempre tenemos relación con la Administración de Justicia. No siempre somos objeto de un delito pero quizás hemos pagado un piso y no nos han pagado la deuda y, por eso, somos usuarios de la Justicia, al igual que somos usuarios de Educación, Sanidad o Asuntos Sociales. Hay que conseguir que el ciudadano consiga su partida de nacimiento por internet, que nos informen de la hora del juicio a través del sms; cuestiones que no son de ciencia ficción. Los ciudadanos ya no se relacionan con la cata sino a través del correo electrónico o los teléfonos móviles, es decir, con las nuevas tecnologías. La sociedad está en otra fase de la Comunicación y la Justicia con el papel, ¿por qué no puede haber un sistema de comunicación paralelo?. Abandonar el papel y utilizar los medios de comunicación para llegar al ciudadano, sería la auténtica revolución de la Justicia.

P.- La modernización incluye nuevas tecnologías pero el colapso en los juzgados continuaría...

R.- Hemos aprobado la creación de una comisión de expertos para modificar la Planta de Demarcación en España, es decir, el número de juzgados y cómo deben estar distribuidos decidiendo cuantos jueces hacen falta en el territorio nacional, qué tipo de jueces, que a lo mejor hace falta especialización; ver las necesidades de cada población por sus características o crear órganos específicos.
 

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