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sociedad - VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009


juan carlos rodriguez. alicia samiñán.

jaInista
 

Hacia el camino de la
meditación jainista

Un catedrático ceutí traduce las enseñanzas de un maestro del jainismo, religión de la madre de Gandhi
 

CEUTA
Paloma López Cortina

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Cuando este profesor de instituto viajó a la India, descubrió que si existe un legado profundo de Oriente, ése es la meditación. Algo que para esas gentes supone la priedra angular de su devenir. Y se quedó fascinado.

Luis Carlos Rodríguez Leiva vive en Marruecos y cruza cada mañana la frontera para impartir sus clases en el Siete Colinas. En bicicleta también recorrió la India. En su segundo viaje, hace una década, cuenta que la mayor impresión fue visitar unas enormes cuevas horadadas en la roca por la mano del hombre hacía 5.000 años y donde cientos de celdas eran utilizadas ya entonces por los habitantes del lugar como lugar de reflexión y soledad. “Allí, en medio de la obscuridad en las entrañas de la tierra...ya pensaban que la meditación era necesaria”, apunta. Y siguió buscando entre las gentes el por qué de esa necesidad. La respuesta a eso y a otras muchas cosas, la encontró junto a los terapanth, una secta enmarcada en el jainismo. Se trata de una religión no teísta que tiene en el pacifismo uno de sus grandes pilares. De hecho, uno de los cinco votos que componen el código de conducta del jainismo junto a la veracidad, no robar, la castidad y el desapego a lo material es la no violencia. Dicen que Gandhi basó su ideología en su madre, jainista reconocida.

Para este profesor, los teranpath fueron sus maestros. Y a ellos, les dedicó el trabajo de traducir un libro que quiso regalarles y que recoge sus reflexiones y modos de enfrentarse a la vida. Un libro que ayer presentó rodeado de gente en la Biblioteca Pública de Ceuta y que quiso dejar claro que “no se trata de una tesis doctoral sino de enseñanzas transmitidas de forma oral por el jefe de la secta”. Y Luis Carlos Rodríguez aclara: “Me enseñaron la generosidad de ofrecerme su sabiduría, a que la austeridad no quita para que el ser humano sea sereno, tranquilo y feliz. Ellos lo son”.

Y este catedrático de inglés, comenzó a admirar al maestro de los jainistas, Acharya Mahaprajna, entre cuyos ejes de vida se encuentra esta frase: “El alma en mi Dios, la renuncia en mi oración. La amistad es mi devoción. La restricción personal es mi fuerza. La no violencia es mi religión”.

El maestro le enseñó a hablar de sectas sin temor ya que secta significa en este caso pertenecer a un grupo determinado de los defensores de la no violencia y los pilares del jaidismo. Y por su parte, Luis Carlos afianzó lo que ya pensaba antes de conocerles: que el mundo occidental “está loco”. Cree que somos como niños sin maestros y que es necesario que en el caminar por la vida alguien siga enseñándonos a afianzar bien nuestros pasos. Unos pasos meditados y que nos ayuden a encontrar el equilibrio porque para este experto en jainismo “cuando relajo mi cuerpo lo mejor de mi florece”. Y aporta otra enseñanza personal: “Llegar al equilibrio personal, la base del bienestar, llega cuando el hombre consigue desprenderse del ego y alcanza la dualidad.
 

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