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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE MAYO DE 2009

 
OPINIÓN /COLABORACIÓN

Hablando de la Productividad...

Por Ignacio Azcoitia Gómez


Desde que estalló la crisis económica se ha intentado analizar sus orígenes, sus causas, su duración, y sobre todo las medidas necesarias para comenzar a plantearse la salida de esta difícil situación. En el estudio de estas variables, aparecen siempre algunos factores, denominados estructurales, que son propios de la economía española. Así hablamos de la dependencia energética del petróleo de nuestra economía, del déficit exterior, o de la baja productividad de la economía española.

Estas características decimos que son estructurales porque su existencia viene de muchos años atrás, y los sucesivos gobiernos no han podido o no han querido adoptar medidas que fueran en la dirección de arreglar estos graves desajustes.

Centrándonos en uno de ellos, la productividad, constantemente vemos en la televisión y leemos en los medios escritos, que la productividad de España es inferior a la de los países de nuestro entorno europeo, que año tras año perdemos productividad.

Pero, ¿Cuál es realmente el concepto de productividad?

Podríamos encontrar diversos significados, así una definición ya clásica sería “La relación entre la Producción de un sistema económico y los recursos destinados para obtenerla” referido a un período de tiempo, generalmente un año.

La misma definición, quizás con algún matiz, se podría aplicar a una empresa, pero también se podría aplicar a la economía de una familia, que seguramente sin saberlo hace grandes esfuerzos diarios por mejorar su productividad.

Pero este concepto no dice nada en sí mismo, sino que adquiere su verdadera dimensión cuando realizamos comparaciones. Y ésas comparaciones son de dos tipos:

1. A lo largo del tiempo

2. Entre diferentes países/empresas en un mismo momento temporal.

Un ejemplo servirá para entender el verdadero significado de la productividad.

Imaginemos una fábrica de coches hace 50 años, es decir en 1959, si esa fábrica tuviera una plantilla de 1.000 trabajadores y dispusiera de los procesos técnicos y organizativos necesarios, podría producir una cantidad de 10.000 coches al año. Sin embargo esa misma fábrica en el año 2009 y con las mejoras lógicas en sus procesos tecnológicos y organizativos sería capaz de producir, con sus 1.000 trabajadores, al menos 60.000 coches al año. Igual comparación se podría hacer en un mismo momento, entre dos fábricas situadas en diferentes países y ver cual tendría mayor capacidad para fabricar el mayor número de coches con los mismos recursos humanos y materiales, así veríamos claramente cual es la más productiva.

Por tanto, es en términos relativos, de comparación, cuando el concepto de productividad alcanza todo su significado y permite vislumbrar el porqué de su importancia capital en estos momentos de crisis económica. Así la mejora contínua en la productividad de las empresas, y por tanto la del país a la que pertenecen, permitirá aportar mayor valor añadido y por tanto retribuir a todos los grupos de interés con los que se relaciona una empresa, y todo ello sin subir los precios.

Hay que tener en cuenta que los Gobiernos de los países mas desarrollados, no están dispuestos a asumir un nivel de inflación superior a un 3% anual, ya que se considera el nivel a partir del cual los efectos perniciosos de la inflación empiezan a dañar a la economía de un país. Y este concepto es el que ha cambiado radicalmente en los últimos años, ya que hasta ahora se consideraba que la formación de los precios por la vía del equilibrio entre la Oferta y la Demanda, era lo que daba sentido al sistema Capitalista en el entorno Occidental que nos movemos, y se hacía mucho menos hincapié en la posibilidad de mejorar los costes de funcionamiento de las empresas; ya que era la subida de los precios lo que permitía mantener o mejorar los beneficios de las empresas.

Por otro lado la globalización y la apertura de los mercados y de las fronteras, ha hecho que la presión de la competencia haga muy difícil subir los precios y es entonces cuando se ha empezado a mirar desde la óptica de la mejora de la productividad.

Es curioso como revisando mis libros de estudiante de economía, que ya tienen 35 años, sólo he encontrado breves referencias al concepto de productividad, y que sólo proponían la sustitución de trabajadores por máquinas. Seguro que en los momentos actuales los libros que se estudian en las facultades de economía ocupan muchos capítulos dedicados a su estudio y análisis.

Por tanto, llegados a este momento, la pregunta clave sería: ¿Qué podemos hacer para mejorar la productividad de las empresas? Y la respuesta no puede ser otra que la de promover la mejora de los procesos tecnológicos y organizativos que permitan incrementar el valor añadido que consiguen las empresas en la obtención de un bien o la prestación de un servicio.

La mejora de los procesos tecnológicos hace referencia a la inversión en lo que se denomina, casi como un logotipo, I+D+ i (Investigación, desarrollo e innovación). En principio son los países, a través de sus ministerios de Ciencia y Tecnología, así como las grandes Corporaciones empresariales, las que invierten en I+D y son las empresas las que innovan en sus procesos a través de la adquisición de nuevos equipos que permitan mejorar la productividad. Sólo realizando grandes esfuerzos en este campo, se conseguirán resultados a medio y largo plazo que permitirán aumentar la capacidad de competir de un sistema económico.

La mejora de los procesos organizativos hace referencia a la implantación de sistemas de gestión por procesos que permitan aprovechar todo el potencial de una empresa para conseguir la mejora contínua mediante la participación de sus trabajadores.

Para conseguir estos objetivos, es necesario un requisito estructural básico y es que el Sistema Educativo de un país sea eficaz y capaz de formar a los jóvenes que se van a incorporar al mercado laboral. Sin embargo en España, el denominado Fracaso Escolar, limita en gran medida nuestra capacidad futura de mejora. La escasa formación de nuestros jóvenes de hoy va a impedir, o al menos disminuir, la capacidad futura de España como país. Es necesaria la reforma urgente del Sistema Educativo no solo en la estrategia de modificar los contenidos y los mecanismos de superación de los cursos, sino que también, y de manera esencial en la estrategia de incentivar los valores del esfuerzo, la formación, el estímulo del trabajo bien hecho,, etc.

Por otro lado, es necesaria la formación continua de los trabajadores, una vez incorporados al mercado laboral, que permita hacer mejor las cosas cada día.

Por último es precisa la participación e implicación de todos en el desarrollo de las empresas, de tal manera que seamos capaces de aportar nuestros mejores esfuerzos a la mejora de esa productividad.

A modo de resumen podríamos decir que la mejora de la productividad de las empresas, y del país en su conjunto, a través de la mejora de sus procesos tecnológicos y organizativos, permite, sin subir los precios, generar mayor Valor Añadido asegurando su estabilidad en el tiempo y mejorando sus relaciones con los grupos de interés que les afectan y que de manera resumida serían:

-Los Accionistas y Empresarios, mejorando su retribución.

-Los Trabajadores mejorando su retribución y su participación en la gestión.

-Los Clientes/Proveedores manteniendo los precios, mejorando la calidad de los bienes y servicios y generando Valor como proveedor de la empresa.

-Las instituciones a través del pago de impuestos, cuotas Sociales y devolviendo a la sociedad mayor valor a través de actividades de Responsabilidad Social.
 

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